miércoles, 28 de febrero de 2018

HERMANA RADIO

Lo primero era la noticia y el libro que estaba siendo presentado ya iba por la segunda edición. Hermana Radio (canarias3puntocero), de José Antonio Pardellas Casas, premio 'Ondas' y 'Canarias' de comunicación, nacía, pues , con las bendiciones de una demanda en consonancia con la asistencia al salón de la séptima planta de “El Corte Inglés” en la capital tinerfeña. Lleno hasta cerrar las puertas, gente de pie, reencuentros, expectativas gratificantes, profesionales de ayer, de hoy y de siempre, guiños y abrazos...
Hasta los nervios pudieron con Pardellas. Allí estaban sus hijos Juan Manuel para tranquilizarle y José Felipe para lo que pudiera suceder. Loli, la fiel y paciente esposa, en primera fila, para reconfortarle desde la cercanía. Allí le arropaban amigos y compañeros en otra velada de magia radiofónica, con cierto pero inevitable derroche nostálgico.
Vino desde Madrid Diego Carcedo, ex director de Radio Nacional de España, autor del prólogo, evocando el fiel apoyo de la persona a la que confió la dirección de las emisoras territoriales, en un momento clave de la restructuración de la radio pública española. Pardellas no le defraudó. Juntos hicieron cosas que aún perduran. Amigos para siempre.
Como también lo es Domingo Álvarez, actual director de RadioTelevisión Española en Canarias (TVC), el hombre que no desaprovechó la oportunidad que le brindó Pardellas y con admirable espíritu de superación llegó tan lejos con un peculiar modo de relatar en las transmisiones de acontecimientos deportivos, siempre con el sello canario.
El autor de Hermana Radio había logrado reunir a los de su generación y a quienes hoy se mantienen en activo, con responsabilidades que ejercen con solvencia pese a la competencia creciente y siempre para quitar razón a quienes hablan y no paran de la crisis de la radio que, curiosamente, sobrevive a muchos episodios y a muchas circunstancias que amenazan su propio desempeño y que ahora habrán de afrontar el reto digital.
El acto puso de relieve que febrero es un mes típicamente radiofónico: el 13 se celebró el Día Mundial de la Radio; el 24 se cumplieron sesenta años de la primera emisión, con un kilovatio de potencia, de Radio Rebelde, uno de los pilares del proceso revolucionario cubano con unos eslóganes (indicativos) aún vigentes: “Sonidos para ver... la voz de un país”. Y ahora, la obra de una voz singular, imperturbable.
El acto, como el libro, fue un tributo, un reconocimiento a la comunicación oral, a la solidaridad, a la dedicación, al tesón y al empeño de querer emplear con imaginación y profesionalidad un medio sin igual, que enamora en cualquier época, que “hermana”, que acerca, que iguala, que estaba allí, en aquel acontecimiento para dar fe de lo que sucedía, para demostrar que la inmediatez es primordial, pero también para cultivarla con rigor y ofrecer un producto que cautiva. Hasta se sumó, ya en el coloquio y desde el patio de butacas, el humorista Juan Luis Calero que, en un breve alarde, sacó a los personajes que ha ido paseando por las ondas a lo largo de varios años.
José Antonio Pardellas, en doscientas dieciséis páginas, con portada e ilustraciones de Víctor Jaubert, hurga en la piel radiofónica de quienes -sobre todo, vocacionalmente- dieron voz y hasta protagonizaron milagros técnicos a eso que llamamos magia. La obra enriquece la ya densa bibliografía sobre la radio, en particular la insular. La radio vitalista que es sangre que corre por las venas de informadores, locutores y técnicos operadores de control o sonido, los que nunca se ven pero están ahí, para alentar la magia.
Hermana Radio contribuye a que el pensamiento radiofónico, la expresión ante los micrófonos, no sean tan efímeros, no se evaporen tan pronto o se volatilicen a expensas del archivo de grabaciones y conservación de éstas. Un pensamiento, por cierto, que hace bien en reivindicar la creatividad en el medio, un tanto perdida. Las nuevas tecnologías deben servir también para eso.
Porque la radio, tal como afirmó el escritor y académico francés, Jacques Lacreitelle, “marca los minutos de la vida; el periódico, las horas; y el libro, los días”.
Con Hermana Radio, con su presentación, volvimos a comprobarlo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Magnífico retrato del acto, Salvador. Gracias