sábado, 15 de diciembre de 2012

AÑO NUEVO, ¿BIBLIOTECA NUEVA?


Responsables del gobierno municipal han declarado que la nueva biblioteca, emplazada céntricamente, en la intersección de las calles Pérez Zamora y el tramo peatonal de Puerto de Viejo, abriría sus puertas el próximo mes de enero. De ser así, el año se estrenaría con esa dotación, tan necesaria por razones obvias pero, especialmente, por lo que solventaría a muchos estudiantes e investigadores portuenses que, no disponiendo de recinto adecuado, han de trasladarse a municipios limítrofes para cumplir sus encomiendas.
            De consumarse la apertura y entrada en funcionamiento de la biblioteca, hay motivos para congratularse. Demasiados meses con la obra completamente terminada sin que se atisbara la solución. Tantos meses que hasta cabe pensar en que esa situación prolongada terminaría deteriorando de tal forma el interior que precisaría de una inversión complementaria para reparar y dejar las estancias en perfecto estado de uso. El único avance registrado desde el final de las obras es la retirada de aquellas vallas metálicas que afeaban el paso por la vía peatonal citada, de modo que la imagen del Gran Poder de Dios pudo procesionar el pasado mes de julio sin ese “obstáculo”.
            Poderosos deben ser los motivos por los que la nueva biblioteca no ha sido abierta. Queremos pensar que han sido explicados en el seno de la corporación municipal. Cualesquiera que sean, el gobierno local ya debía haber gestionado para desbloquear, certificar o pagar. Máxime, cuando se han registrado reivindicaciones que, eso sí, no encontraron el eco esperado, lo que debe preocupar más, según hemos escrito, porque esa insensibilidad social por toda respuesta es un síntoma de despreocupación o de resignación que poco dice a favor de la inquietud cultural de un pueblo. En otra localidad, con las ganas que tiene el personal de exteriorizar una protesta, seguro que hubiera tenido otro reflejo.
            Pero no cayeron en saco rato aquellas llamadas de atención por parte de Juventudes Socialistas y otras organizaciones que se sumaron porque de algo habrán servido. La causa merecía las penas de haber hecho convocatorias, pese a que no fueran correspondidas como se esperaba. Que la ciudad, a estas alturas, no disponga de una biblioteca moderna y digna, o que siga exponiendo públicamente -en una zona tan transitada- las vergüenzas -ya polvorientas- de una edificación de uso comunitario completamente vacía, es un descrédito y una expresión de abandono e impotencia que, prolongada en el tiempo, tendrá en aquellos antecedentes un latido a recordar en la historia de la dotación.
            Un latido de disconformidad que ojalá cuaje hasta lograr el ritmo cultural que la ciudad tuvo hasta hace no mucho tiempo.
            Dicen que 2013 será el año de la nueva biblioteca. Que lo veamos cuanto antes.

                                                           

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