Usuarios habituales del campo de fútbol El Peñón nos
trasladan, casi a la desesperada, su desasosiego por la pendiente dotación de
una torreta de alumbrado, instalada próxima al paseo Luis Lavaggi. Un temporal
de viento, hace al menos dos años, la inutilizó. Desde entonces, hay una zona
de penumbra en la instalación, un considerable ángulo oscurecido que dificulta
la visibilidad en el juego. Unos focos, colocados en un poste de madera a
título provisional o de remiendo, no resuelven la situación ensombrecida.
Esa es la razón por la que, según parece, no se programan
partidos de competición en horario nocturno y por la que algunos árbitros no se
arriesgan, so pena de tener que decidir allí donde la claridad se pierde. Y ya se
sabe: todo el mundo quiere ganar, sea la categoría que sea, y no es cuestión de
abonar el terreno de la controversia y las protestas.
Al ser la instalación de titularidad municipal, se supone que
el Ayuntamiento está obligado a reponer los soportes de alumbrado eléctrico. No
lo ha hecho, queremos pensar que por sus problemas económico-financieros. Y
después de tanto tiempo, los equipos y los usuarios empiezan a hartarse. Alguna
expectativa les habrán abierto pero lo cierto es que, hasta la fecha, la torreta
de luz artificial, tan necesaria para igualar la cobertura, no aparece.
Una lástima no conocer el importe de la instalación, siquiera
para establecer alguna comparación y poder opinar con fundamento a la hora de
hablar de prioridades. Cierto que los recursos son muy limitados y que habrá
necesidades más acuciantes pero ésta que nos ocupa en vísperas navideñas
debería tener algunos horizontes. La instalación, principalmente en invierno,
se precisa en horarios nocturnos para poder atender demandas de práctica o
entrenamiento así como la disputa de encuentros de competición. Además de la
voluntad política, hay que acreditar capacidad de gestión: un convenio con otro
organismo o una operación que facilitara el adelanto de la cuantía de la
instalación sería el camino a seguir.
No sabemos hasta dónde ha llegado la reivindicación de la
comunidad futbolera local pero parece tímida y resignada. En otros sitios ya
hubieran saltado al campo los jugadores con camisetas escritas que reflejasen
la demanda o hubieran colocado pancartas en sitios visibles o hubieran hecho
una sentada de protesta. Pero bueno, en la ciudad, históricamente, se ha
hablado mucho en la plaza y poco o nada en los lugares donde hay que decidir y
ejecutar.
Que una dotación se demore tanto es preocupante. Que los
perjudicados se resignen, también. Esa torreta es necesaria: lo saben todos.
Por el bien del fútbol portuense, hagan algo para reponerla. Se trata de jugar
al fútbol en las mejores condiciones posibles y no conformarse con deficiencias
que, en el fondo, son un maltrato deportivo.
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