sábado, 29 de diciembre de 2012

NOVENTA AÑOS DE UN ARTISTA


Noventa años ha cumplido Ángel Acosta Martín, ‘Jalo’, artista, escultor, autor de la talla de la muy venerada imagen de la Virgen del Carmen del Puerto de la Cruz e hijo predilecto de este municipio. Ya ha cubierto todas las etapas de la vida, aunque se resiste a dejar inacabado alguno de los encargos que le han hecho y en los que se esmera, un poquito cada día. Cada visión, cada mirada, cada toque, cada retoque, cada sutileza… Quienes le conozcan, o le hayan tratado siquiera ligeramente, saben de su bonhomía, de su seriedad y de su compromiso.
Un compromiso, sobre todo, con su familia y con el arte. Esposo y padre ejemplar, entregado en cuerpo y alma, capaz de sobreponerse a las adversidades del destino. Ángel ha sabido sufrir en silencio, como lo hacen los grandes hombres, sobrellevando las tribulaciones con entereza y espíritu de superación.
Afincado desde joven en Tortosa (Tarragona), allí ha trabajado sin desmayo en un taller que conoce de sus desvelos. Una buena parte de sus noventa años reside allí, allí donde hizo la talla de la Virgen, la que miran todos, chicos y grandes, hombres y mujeres, cada martes de la embarcación de julio para establecer un diálogo sin igual, a menudo impregnado de lágrimas, de besos volados y hasta de expresiones ininteligibles. Es el lenguaje de ese día, inspirado por la bondad de aquellos ojos o por el esbozo de una sonrisa que la hace aún más llamativa. Es una peculiar manifestación fervorosa que espera, también en sus adentros, no sea desvirtuada con sucedáneos ni imitaciones inapropiadas.
Ahora mismo está acabando la que será su última obra escultórica: el angelito borlonero para el Cristo de la Humildad y Paciencia del Puerto. Su condición física le ha impedido hacerlo en madera y por eso lo ha hecho en bronce. Ni siquiera éstos son días de descanso para el artista: termina de policromarlo en su taller y probablemente en Semana Santa del próximo año ya saldrá en procesión al lado de la singular imagen.
Sigue trabajando, asimismo,  en los frescos de su parroquia, pues es otro encargo que desea completar.
Ángel Acosta Martín sigue en el mundo artístico que escogió, tan llano, tan metódico, tan creativo. Cada conversación, cada nombrete es un chorro abierto de recuerdos y nostalgias. Su Puerto, su Virgen, su gente: aún evoca el recorrido procesional por las calles de la ciudad, cuando regresó para recoger la predilección institucional que no era otra cosa sino un acto de justicia, de gratitud y de reconocimiento social.
Aquella tarde/noche, por el mar y por las vías portuenses, transitaban la Virgen del Carmen y su autor, en una conjunción irrepetible.
¡Feliz cumpleaños, ‘Jalo’!  

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