miércoles, 5 de junio de 2013

TESTIGO CINEMATOGRÁFICO EN GARACHICO

En Garachico, miren por dónde, han tomado el testigo de aquel Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza que llegó a tener, desde principios de los años ochenta, una continuidad de trece ediciones. Desapareció tras la moción de censura de 1995 y, coincidentemente, tras otra producida en 2009, volvió a evaporarse el intento de recuperación que se registró en ese mandato y que se plasmó en una sola nueva edición. Se ve que a los censurantes, prácticamente los mismos, la divulgación e interpretación cinematográfica de los valores medioambientales o del adecuado uso y cuidado de los recursos naturales no les seduce o les parece poco interesante.
Pero bueno: lo que importa ahora es la iniciativa del Ayuntamiento de Garachico que ha descansado en el genial Pepe Dámaso -junto a Manrique, otra destacada figura canaria del arte naturalista- una suerte de cabecera, de reclamo para conferir credibilidad y sensibilidad desde el primer momento. Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias es la denominación garachiquense.
Y es que la iniciativa refleja que el género escogido entonces, cuando Francisco Afonso y Alfonso Eduardo Pérez-Orozco, mentores y ejecutivos del certamen portuense, era un acierto. La ecología cobró gran relieve entonces, un fenómeno social que fue adquiriendo relevancia social y política (Petra Kelly, líder de Los Verdes, en Alemania, llegó a estar presente en una edición del Festival). Años después, las ‘causas’ casi se multiplicaron: la desertización, la polución, la destrucción amazónica, el deshielo, la crisis agroalimentaria, la pérdida de valores etnográficos, la superpoblación y, sobre todo, el cambio climático.
Había género para rato y aun cuando se desconociera el rumbo que tomaría la producción cinematográfica, especialmente desde el ángulo de explotación comercial, se podía prever que había materia para profundizar, para seguir transmitiendo desde el Festival un mensaje positivo, aleccionador y estimulante de la necesidad que el ser humano tenía y tiene para cuidar el hábitat, el planeta en el que se desenvuelve.
Garachico toma el testigo. Sin alharacas, sin grandes pretenciosidades. Seguro que sin grandes desembolsos. Y así, mientras en el ‘haber histórico’ del Puerto de la Cruz hay que anotar otra de las muchas pérdidas de hechos y celebraciones que caracterizan su trayectoria, en la villa del Roque, donde ya han dado pruebas de sensibilidad y de querer hacer las cosas bien preservando su peculiar naturaleza de monte y litoral, se han esmerado para fabricar su propia opción e ir madurándola. Ya saben que, además de las proyecciones, se puede elaborar todo un programa paralelo de actividades que capte la atención de niños y jóvenes y propicie la difusión de mensajes claros sobre lo que significa cuidar la Naturaleza en este planeta y, más concretamente, en este territorio insular.
Ferias, talleres, concursos… Y cine, claro. Qué mejor escenario que el empaquetado de la FAST. Garachico toma el testigo, abraza una causa que merece dedicación y esfuerzos. Ojalá que sea el primer paso de una carrera larga y continuada.


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