lunes, 9 de junio de 2014

'Q' DE CALIDAD

Hay que empeñarse en la calidad, turísticamente hablando. Está encima la temporada veraniega y para conquistar mercados no basta con los activos ni los voluntarismos, ni siquiera con la experiencia de gestión o la buena fama de una marca o producto: los niveles de exigencia y las  heterogéneas tendencias obligan a mejorar la calidad de la oferta. El sector ha entendido, además, que ese factor es primordial para la competitividad, sobre todo después de haber contrastado que los recursos públicos para las promociones han ido menguando considerablemente en los últimos años.
            Entonces, habrá que estar muy atentos a iniciativas como la anunciada por el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) para difundir la ‘Q’ distintiva de ese concepto. Nueve comunidades autónomas -entre las que no figura Canarias, por cierto; a la espera, suponemos, de valoraciones más pormenorizadas- han decidido participar. Se espera que también lo hagan instituciones locales y nuevas empresas para completar o materializar el entendimiento público-privado que ponga en valor una acción que tiene un lema significativo: “Experiencias que dejan marQa”, o sea, jugando también como reclamo, desde el origen, con letras o palabras.
            La iniciativa, a la que también se ha sumado la Secretaría de Estado de Turismo, está orientada al mercado nacional y pretende promocionar la calidad turística en nuestro país así como sensibilizar a los viajeros para que exijan mejores servicios y prestaciones más cualificadas. La marca ‘Q’ identifica ya a más de dos mil empresas, lo que demuestra que el sector privado está dando una buena respuesta, a la espera de que los primeros resultados dinamicen una progresiva incorporación.
            Y es que la pugna por el mercado nacional es ya una prioridad en varios destinos turísticos. Aún resuena aquella frase de muchos profesionales: “El turismo nacional ha salvado la temporada”, dicha cuando las nubes de la recesión en polos emisores empezaban a inquietar sobremanera. Hoy habría que agradecer a los promotores más veteranos la apertura que significaron acciones como la “Ibéricas”, auténticas pioneras de las que hoy se llevan a cabo. Si sirvieron para dar a conocer valores y atractivos, y también para incursionar o explorar mercados que tenían a Canarias como un punto alejado, distante y de difícil accesibilidad, el recorrido hay que darlo por bien empleado.

            Ahora se entra en otra fase en la que, conociendo preferencias de clientes y usuarios, es indispensable ofertar calidad y diferenciación, de modo que el título de esta iniciativa es toda una invitación a procurar la satisfacción de aquéllos. No basta con imagen: hay que hacerlo con hechos palpables que propicien esas experiencias que van a dejar huella. El sector tiene que ser muy consciente: su fortaleza y su madurez son derivados de su capacidad de involucrarse y no depender exclusivamente de lo que hagan o aporten las instituciones públicas.

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