martes, 15 de julio de 2014

ÉTICA Y CURA DE HUMILDAD

La ética, la honestidad, el alejamiento de las fuentes, una cura de humildad, menos periodismo declarativo y la recuperación del dominio de la agenda informativa constituyen el vademécum trazado por el decimoquinto Laboratorio de Periodismo de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) que en esta edición ha versado sobre el periodismo político.
            Ha sido la cronista política de distintos medios audiovisuales, Esther Palomera, la que expuso un análisis muy crítico y pesimista de la profesión, acosada por problemas ya conocidos y que no terminan de encontrar solución por parte de los propios periodistas, pese a que los diagnósticos de éstos sean certeros y estén bien enfocados.
            Pero el poder político y las empresas periodísticas parecen, en algunos casos, ir de la mano para producir unos tratamientos informativos y opinativos muy dóciles o muy permisivos con ese poder. Palomera llegó a decir en las sesiones de este laboratorio que “el poder político no está dispuesto a pagar el precio de un periodismo libre”, de ahí que a lo largo de los últimos tiempos se haya robustecido un pensamiento al que se recurre con frecuencia: “Estás conmigo o estás contra mí”.
            Las prescripciones o los valores del primer párrafo son determinantes para que el periodismo recupere credibilidad. Es necesario, por ejemplo, perseverar en códigos deontológicos. La periodista María Dolores Masana, que ejerció como vicepresidenta de la comisión de Quejas y Deontología de la Federación de las Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), escribió que “la ética es un requisito transversal, permanente y universal desde cualquier soporte de prensa”. Añadió que “en periodismo, la deontología profesional es la única garantía para la credibilidad de los medios ante los ciudadanos”. Concluye Masana que la ética periodística se convierte en “una herramienta fundamental para la evolución de la vida democrática de cualquier sociedad”.
            Receta también el Laboratorio de la APM una cura de humildad, un hecho en el que venimos insistiendo personalmente desde hace muchos años. Hay que desterrar el divismo y cultivar la formación permanente. “Aprendiz de periodista”, solía repetir el profesor Ricardo Acirón con el fin de enriquecer conocimientos y experiencias y alejar, de paso, todas las tentaciones de creerse o erigirse en el núcleo de la noticia o de la información. La humildad hasta para reconocer errores o deficiencias en la elaboración periodística y para cumplir con un papel primordial, con una función inestimable a la hora de relacionarse con la sociedad misma. Es una cualidad, en definitiva, para avanzar profesionalmente y para ganar respeto y reconocimiento.
           

            

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