miércoles, 20 de abril de 2016

¡ARREGLEN ESA VALLA!

Está tan despintada, tan dañada, tan afectada por la corrosión, tan oxidada… que nadie se apiada de ella.
Es la valla del distribuidor de tráfico de Las Cabezas en el Puerto de la Cruz,  por la que discurren a diario centenares de coches y de viandantes. Conexiones a cinco vías. Pero nadie parece haber advertido los desconches y los efectos de la erosión. Y es como si ningún concejal, ningún policía, ningún funcionario, nadie de personal laboral municipal, ningún militante de partido político en disposición de hacer méritos haya recorrido el pulpo y sus alrededores y se haya percatado del penoso estado en uno de los principales accesos de la ciudad.  La valla metálica se va quedando sin soportes; ni siquiera aquella elemental de la avenida de Colón, en Martiánez, cuando el bum turístico, sufrió tanto desdén.
Que alguien haga algo. Que ese alguien sienta vergüenza propia y acredite unos mínimos de sensibilidad para enlucir esa valla, sustituyéndola o repintándola… algo, con tal de corregir ese aspecto tan horripilante, esa evidente falta de mantenimiento, otra prueba de la decadencia. Doméstica, si se quiere; pero visible y criticable.

Unas brochas y unos kilos de pintura, por favor. Es para deprimirse, de verdad.

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