Es
una buena noticia, sí señor, que el Consorcio Urbanístico para la
Rehabilitación del Puerto de la Cruz haya sacado a licitación
pública la primera fase de la obra de consolidación de la casa Díaz
Fragoso, contigua al futuro complejo dotacional del parque San
Francisco. Es un avance de una actuación programada en el Plan de
Mejora y Modernización (PMM) promovido por dicho Consorcio cuyos
frutos, al cabo de varios años de funcionamiento, se esperan en el
pequeño universo portuense como agua de mayo. Es natural la
incredulidad de amplios sectores de la ciudadanía, cansados de
anuncios y de promesas que luego tardan en cumplirse o se dilatan
hasta extremos considerables.
Pero
que después de la resolución del concurso de ideas se palpe este
avance con la licitación de la primera fase del proyecto, por un
importe de quinientos sesenta y siete mil seiscientos dieciocho
euros, con noventa y cinco céntimos, es motivo para contrastar que
algo se mueve y que una de las grandes necesidades de la ciudad, en
forma de equipamiento cultural, está encaminada. El anuncio está
publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Santa Cruz
de Tenerife. El concurso es abierto, de tramitación urgente, con un
plazo de ejecución de la obra de diez meses, contados a partir de la
adjudicación. La fecha de ésta, pues, resultará importante para
medir tiempos y la eficacia del procedimiento.
El
objeto de la actuación en la casa Díaz Fragoso es determinante para
frenar el deterioro que viene sufriendo. Según las explicaciones
facilitadas, se consigna en el plan de obra la consolidación de la
estructura, la reconstrucción de la cubierta y forjado de primera
planta, instalación de la nueva red de saneamiento, el mantenimiento
de los principales elementos (vigas) estructurales, el sistema de
pares y nudillos de madera de la cubierta inclinada o los muros
maestros. Se quiere, asimismo, conservar los elementos protegidos,
como una escalera de madera y el pavimento de baldosa hidraúlica.
Sobre el papel, pues, una actuación que quiere preservar los valores
constructivos, de siempre distinguidos, al menos en su apreciación
exterior.
Recordemos
que fueron dos arquitectos madrileños, Simón Francés y Judith
Sastre, con una propuesta titulada 'Dunkel', quienes ganaron el
concurso de ideas para transformar este recinto multiusos, cerrado al
público hace algunos años y cuyo último servicio ha sido el de
depósito de materiales y maquinaria de construcción del
remozamiento del paseo Quintana que ya luce su nuevo aspecto. En su
día, se dijo que solo la redacción del proyecto de edificación
estaba presupuestada en ciento setenta mil euros.
La
propuesta de los arquitectos ganadores consiste en hacer del parque
un auditorio con un aforo máximo de novecientas personas y la sede
permanente del Museo de Arte Contemporáneo 'Eduardo Westherdal'
(MACEW). Se quiere aprovechar el espacio restante para otras salas de
exposición, cafetería y dependencias complementarias. En su
momento, se valoró la economía y la facilidad constructiva del
proyecto con el resultado de espacios atractivos, con capacidad de
adaptación a futuras variaciones del programa, siendo de fácil
mantenimiento.
Lo
escribimos en noviembre de 2013 y habrá que reiterarlo: antes de que
la actuación esté terminada, habrá que ocuparse del modo de
gestión del nuevo parque San Francisco, que empieza por la
consolidación de la casa Díaz Fragoso. Tal como entonces, parece
que sigue quedando lejos. Pero un poco menos. Un regocijo en medio de
un municipio anquilosado.
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