lunes, 25 de septiembre de 2017

SERRAT, VALIENTE Y SENSATO

Somos admiradores de Joan Manuel Serrat desde la adolescencia, desde aquel célebre Tu nombre me sabe a hierba, desde aquel amago de ponencia que fue presentada, al término del bachillerato, a los alumnos del entrañable colegio donde quedaron episodios y vivencias memorables, desde aquella referencia ganada para entender la canción de autor, la poesía musicalizada, los gritos de rebeldía y libertad y hasta para admirar las vanguardias catalanas. El poco catalán que sabemos son las canciones memorizadas de Serrat. Desde entonces, hemos seguido de cerca su trayectoria, le hemos entrevistado, hemos visto hasta siete conciertos y hemos hablado al finalizar uno de ellos en los camerinos. Excelente memoria la suya, por cierto, cuando recordaba un episodio, en la antigua estación del jet-foil, en el que cortésmente reprochaba lo de “preguntas alambicadas”.
En medio del desbarajuste que es el desafío independentista, Serrat ha dicho una de las cosas más sensatas: “Este referéndum no representa a nadie”. Además, subraya “la gran fractura social” que se ha abierto en Catalunya.
Por estas manifestaciones, al Nano, ya abuelo, le ha caído hasta la undécima plaga de Egipto desde los cielos nacionalcatalanistas. Acusaciones y descalificaciones -ya presumen el tenor- multiplicándose principalmente en redes sociales. Pero la cordura del cantautor, el afecto que ha sabido granjearse, cuando no la admiración de miles de personas que crecieron y se enamoraron con él, que reconocen su voz y su verso, que son devotos de su obra universal, han terminado imponiéndose de tal modo que el hashtag #JoSocSerrat terminó siendo trending topic (tendencia, tema del momento, palabra o frase más repetida en una red social), del fin de semana. Los internautas, por lo que se ve, han valorado su respeto, su tolerancia, y más que eso, su compromiso con la democracia y la libertad. Libertad, por cierto, que el artista pagó muy cara en otros tiempos.
Los usuarios pidieron que a las diez de la noche del sábado sonara en los hogares su canción más emblemática, Mediterráneo. Otro título de su interpretación, tomado de Miguel Hernández, Para la libertad, también hubiera sido de aplicación. La periodista gallega Mariluz Ferreiro, se pregunta si a partir de ahora seguirá cantándose Paraules d'amor (Palabras de amor) en las fiestas de Cadaqués, donde en cada verano se juntan Puigdemont, Rahola y Trapero. “Quizás convoquen una votación para decidir si le expropian la canción a Serrat porque el autor no es digno de la obra y la obra debería ser del pueblo, al menos de cierto pueblo”, ironiza Ferreiro en La Voz de Galicia.

A Serrat, desde luego, hay que agradecerle sus canciones. Su actitud y su mensaje. El nacionalcatalanismo que ha hecho tan antipática la causa del soberanismo le habrá puesto en la lista negra. Nosotros, legítimos admiradores, no. Al revés: así y ahora, acentuamos esa admiración.

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