miércoles, 13 de junio de 2018

CRECIMIENTO SIN CONTROL


Creen empresarios y expertos que España aún tiene margen para seguir creciendo turísticamente. Eso sí: con dos condiciones. Una, aplicarse en sustituir el aumento en el número de visitantes por un aumento de los ingresos. La otra, fijar un rumbo estratégico y ajustarse con rigurosidad, aunque ello signifique renunciar a un crecimiento acelerado.

En el Foro Hosteltur 2018, celebrado en Madrid el pasado mes de mayo, se palpó la inquietud que despierta un crecimiento sin control del turismo. La prudencia reaparece cuando se constata la recuperación de algunos destinos claramente competidores. Algunos dudan hasta de la sostenibilidad, después de comparar estadísticas y porcentajes. Son los mismos, probablemente, que se preocupan más por los ingresos.
Cabe deducirlo de las palabras del vicepresidente de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer: “Prefiero que España vuelva a los sesenta y dos millones de turistas pero que nos dejen el volumen de ingresos de ochenta y dos millones de viajeros. Porque si saltamos a los cien millones de llegadas, eso no es sostenible y nos va a pasar factura”.

Claro que mantener el crecimiento corresponde a estrategias que deben elaborar las propias empresas turísticas. Hay que ser consecuentes con los planes que tracen a largo plazo, establecer los modelos óptimos para cada caso y no ceder a la tentación de crecimientos que discurran más deprisa de lo previsto. Ello incide en la evolución de la economía y de las finanzas: al recuperarse la capacidad de financiación, los fondos inversores centran su acción en los activos para seguir mejorando la calidad de los hoteles. De lo que se trata, como concluyeron algunos ejecutivos en el citado Foro, es de crecer bien, no rápidamente, y mantener las marcas.

Y como hay diversos modelos de crecimiento, habrá que estar atentos para contrastar cuáles son los más convenientes pues ello repercute en los destinos y en los productos turísticos que se oferte. Estas impresiones revelan que es indispensable esmerarse con tal de que la competitividad sea el gran objetivo. Se avecinan tiempos interesantísimos donde igual ya no importe tanto contar turistas y llegadas sino racionalizar y acometer las estrategias con verdadero espíritu de superación si es que se quiere mantener o subir los ingresos.

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