sábado, 1 de febrero de 2020

REINO UNIDO, NUEVA ERA

Desde la pasada medianoche, Europa es más débil. Social y políticamente hablando. Su estructura se ha agrietado. Se materializó la voluntad mayoritaria de los ingleses: salir de la Unión Europea (UE). Siempre tuvieron espíritu imperial: creer que pueden y deben conducirse solos, en el fondo un ansia de hegemonía trasnochada. "Un momento de renovación nacional", ha definido el primer ministro, Boris Johnson. Sin alharacas, sin celebraciones, sin campanadas del Big-Ben. Lo cierto es que la división de la sociedad británica era palpable hasta ayer. Por eso, consciente del tránsito histórico, Johnson dirigió un mensaje a la nación advirtiendo que su tarea es volver a unir el país, eso sí, sacando pecho: "Vamos a redescubrir músculos que no habíamos usado en décadas", ha dicho el político conservador después de señalar que la dirección europeísta no es la que ha convenido y conviene a su país.
Claro, ahora viene lo importante: la relación con la UE. ¿Cómo será? Responsables comunitarios ya han dicho que, sí, mano tendida y respetuosa amistad, pero Reino Unido ya no es miembro de la Unión. Los meses que restan hasta el 31 de diciembre del presente año serán eso, una dura prueba para pulsar los efectos del brexit en sectores productivos como la agricultura, la ganadería y la pesca, en la actividad comercial, que requerirá de nuevos enfoques y nuevos tratados. Y en el turismo, que tanta incidencia tiene en destinos como los canarios.
Y la repercusión sobre Escocia, que quiere ser independiente y volver a la Unión. No se olvide que la otra comunidad, Irlanda del Norte, también ha expresado querencias de no depender de Londres.
Unas cuantas incógnitas, sí. A ver cómo las despejan, ya sin el paraguas de la UE.

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