jueves, 25 de enero de 2024

Estafas telefónicas

 

Seguro que les habrá ocurrido a muchos lectores. Suena el teléfono, fijo o móvil, se hace un silencio y una de dos: o no contestan; o, procurando no identificarse en origen, lo hacen, más o menos, ofreciendo determinados servicios a tarifas reducidas. Son los primeros segundos de una posible estafa. El asunto, que llega a ser molesto por lo que se adivina de acoso y de molestias, se ha extendido de tal forma que ya se habla de una oleada de estafas telefónicas.

Los sectores de la banca y compañías telefónicas, popularmente conocidas como ‘telecos’, son conscientes de ello y empiezan a estudiar el contrataque. En efecto, desde hace algunas semanas vienen pergeñando, junto a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, un plan que equivalga a una suerte de acuerdo de colaboración que preserve a los usuarios de robos o fraudes. Son recurrentes los casos de piratas o intrusos que se hacen pasar por empleados de una entidad financiera que alertan de que la cuenta está siendo desvalijada. 

Esto viene sucediendo desde la segunda mitad del pasado año. Ya son centenares las víctimas de operaciones fraudulentas, especialmente de quienes se exponen a perder, siquiera parcialmente, sus ahorros o alguna inversión que sugería multiplicar las ganancias en un breve lapso de tiempo.  Las partes vienen manteniendo encuentros con la intención de encontrar una solución técnica y normativa que permita autenticar las llamadas o bloquear a los estafadores. El objetivo es claro: proteger al cliente y evitar que caiga en estos engaños.

Existen muchos tipos de estafas para acceder a las cuentas bancarias y robar los ahorros de la cuenta. Pero las que se están popularizando y más preocupan son las llamadas telefónicas que suplantan el número de una oficina bancaria, una técnica conocida por vishing. Para que sepa cómo es este tipo engaños: el pirata informático se hace pasar por un empleado del banco, alerta al cliente de que su cuenta está siendo atacada y le pide que le proporcione las claves y contraseñas para detener la fuga de su dinero. Entonces, aprovecha para realizar operaciones y traspasar esos fondos.

Y una vez que el cliente se da cuenta de que ha sido víctima de una estafa, el proceso para recuperar los fondos robados se convierte en una odisea. Según explican bancos, despachos y asociaciones de consumidores, en la mayor parte de estos casos el cliente no llega a recuperar el dinero. Fuentes jurídicas apuntan que la normativa obliga a los bancos a reembolsar todas las operaciones no autorizadas que se hayan producido en su cuenta, pero siempre que no haya habido negligencia por parte del cliente. Y ahí reside el principal escollo para recuperar el dinero: de forma general, se considera que al ser el propio usuario el que proporciona las claves y contraseñas al estafador, no ha tenido la debida prudencia para proteger sus datos.

Las entidades justifican que estas estafas se producen fuera de su ámbito de alcance porque no se trata de un hackeo (pirateo) a sus sistemas ni de brechas en las barreras de seguridad y por consiguiente no son responsables de las pérdidas de dinero. No obstante, fuentes bancarias señalan que la intención es ofrecer una mayor seguridad a los clientes y no dejarles desprotegidos cuando han sufrido una pérdida de sus ahorros.

De esta forma, lo que se pretende con las mesas de negociación a tres bandas es que todos los sectores involucrados en la presumible cadena del fraude asuman parte de la responsabilidad y colaboren en medidas para evitar los fraudes. Según explican fuentes conocedoras de las conversaciones entre banca, telecos y ministerio, algunas de las discusiones giran en torno a encontrar un marco normativo en el que todos los actores se sientan cómodos y puedan cumplir con la protección de datos y el secreto de la información. En cualquier caso, los contactos se han intensificado para lograr una solución lo antes posible.

Ante la escalada de este tipo de estafas, el gobierno del Reino Unidos tomó la iniciativa y promovió un pacto (bautizado como Online Fraud Charter que va más allá del fraude para robar dinero de las cuentas bancarias. Así, se alió con gigantes informáticos y tecnológicos que se comprometieron a verificar a los nuevos anunciantes, eliminar rápidamente cualquier contenido fraudulento y establecer mayores niveles de verificación de los usuarios de estas plataformas.

Pues que las negociaciones avancen y fructifiquen. Hay que acabar con prácticas fraudulentas que, lamentablemente, suelen estar revestidas de impunidad.

2 comentarios:

Graciliana Montelongo Amador dijo...

Cada vez más me llaman a casa y cuelgo rápido pero menos mal que ya lo están intentando arreglar o por lo menos no dejan solo al estafado... Buen artículo.

Graciliana Montelongo Amador dijo...

Muy necesario hacer esta investigación y gracias de nuevo.