martes, 16 de enero de 2024

Precios en el negocio turístico

 

Cara y cruz de los precios turísticos en España. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los relativos a hoteles, hostales, pensiones y servicios de alojamiento se han encarecido un 7,8 % -un crecimiento ligeramente inferior al de 2022, cuando la subida fue de un 11,8 %-, en tanto que las tarifas de los billetes de avión descendieron en el año 2023. Pese a la sensación de encarecimiento general, el INE ha informado de que las aerolíneas que operan en España bajaron, de media, un 1,7% las tarifas por primera vez en dos años.

Según la información proporcionada por Europa Press, en los vuelos hacia el extranjero, la bajada fue de apenas un 0,9 %, mientras que en los de ámbito nacional fue más notable (-2,5 %). Se rompe así con dos años consecutivos de incrementos, ya que, en 2021, las tarifas subieron un 0,2 % y, en 2022, un 5,1 % debido a los efectos de la pandemia y el impacto de la inflación.

Por meses, julio fue el que consiguió romper con la tendencia al alza de los precios de las aerolíneas, experimentando un descenso del 1,2 %. Tras ello, hubo tres meses de crecimiento, pero volvió a mitigarse con un nuevo descenso de alrededor de un 5 % en noviembre, y de un 3,3 % de media en diciembre.

Por su parte, los paquetes turísticos han sido los que mayor incremento han experimentado con unas tarifas un 18 % más caras. Este porcentaje corresponde a los de ámbito nacional, ya que los internacionales se mantuvieron estables (+0,1 %).

Habrá que continuar atentos a la evolución de los precios turísticos en nuestro país pues hay factores y circunstancias en el horizonte que, de hecho, la condicionan, independientemente del curso que sigan los mercados en los que incidan los conflictos y la inestabilidad geoestratégica, generadores por ejemplo en un más que probable alza del precio de los combustibles.

Cierto que son tiempos de bonanza para el sector, razón que favorecerá teóricamente una pujanza mientras en los mercados emisores no haya causas de inestabilidad y el negocio pueda mantenerse sin alteraciones considerables. O lo que es igual, la competitividad seguiría desarrollándose con normalidad. Pero, ¿qué pasaría si la incidencia negativa fuese más severa?

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