Para quienes tuvimos la inmensa fortuna de conocerle y tratarle, sabemos sobradamente que el tributo de amistad que hoy le rinden compañeros y amigos en Tenerife es más que merecido.
Hablamos de Ramón Alvarez Braun, quien fuera director general de Infraestructuras Educativas en el primer gobierno de la Comunidad Autónoma que presidió Jerónimo Saavedra (1983-87). Hubo prioridad para la educación en aquella primera legislatura. Se trataba de construir Canarias y en ese proceso aquel gobierno autónomo trabajó de forma decidida para impulsar los avances que las circunstancias demandaban: se avecinaban sustanciales reformas y Canarias arrastraba un déficit considerable. Había que sensibilizar y dar consistencia a una comunidad educativa muy dispersa y no muy consciente de los cambios que era imprescindible operar.
El cometido le fue confiado a Luis Balbuena, el hombre que hacía fáciles las matemáticas. El consejero no sólo aceptó el desafío sino que trabajó contra viento y marea para ir conquistando metas. Se rodeó de un excelente equipo, en el que figuraba Ramón Alvarez Braun, un fajador, un profesional que no se arrugaba ante las adversidades.
Fue la suya una referencia ética para el ejercicio del cargo público. Serio, riguroso, cumplidor... Visitó centros de todas las islas, contrastó las penurias y planificó dotaciones. Hubo colaboradores portuenses en su departamento, como Antonio González e Irineo Machado. Canarias había asumido la competencia. Había que trabajar duro y sin reservas. Aquellos cometidos estaban en buenas manos.
Alvarez Braun fue el militante comprometido. El militante de espíritu crítico que analizaba y escrutaba la realidad política aportando siempre una dosis de racionalidad y de estímulo para no caer ni en el conformismo ni en la complacencia. Por encima de todo, ideología. Creemos recordar que, tras su paso por el Gobierno, intentó ganar, sin éxito, una candidatura al Senado.
Se volvió al ejercicio de su profesión. Le fuimos echando de menos en los comités y en los órganos. Pero siempre le mantuvimos en la memoria como esa referencia ética de socialistas que sabían muy bien, en aquellos años, lo que estaba en liza. Hizo de la perseverancia y de la discreción unas cualidades que ojalá hoy abundaran.
Le dedican homenaje. Hoy comprobará cuánto le recuerdan y cuánto le quieren. Supo granjearse el afecto y el respeto. A base de constancia, de seriedad y de trabajo. En definitiva, un hombre de bien.
1 comentario:
No entiendo porqué el ser humano habla más de los que hicieron las cosas mál, que de aquellos que lo hicieron bién. Siempre he tenido el reconocimiento de aquellos que saben distinguir a los que han dado a la sociedad sin nada a cambio y que se van silenciosamente. Deben de quedar quien sepa distinguirlos y hablar de ellos, pues eso tambien es memoria historica. Aprendamos de aquellos que hicieron mejor nuestra existencia y no los olvidemos por favor.Gracias Ramon, y a ti Salvador por recordarnoslo
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