viernes, 18 de enero de 2013

ETICA Y CIVISMO

Desazón. Cabreo. Rechazo. Asco. Incredulidad. Impotencia. Dolor. Incertidumbre. Desastre. Daño.


Todo esto y mucho más es lo que produce la cascada de noticias e informaciones sobre la corrupción política. Precisamente, en circunstancias que reclaman, por encima de todo, valores, resulta que las cloacas están aflorando los frutos de los delitos, de los vicios, de las ilegalidades y de las transgresiones más rechazables y reprobables en el marco de la cosa pública.

Tremendo. Con razón, las encuestas más recientes reflejan esta preocupación ciudadana como de las primeras y de las más apremiantes.

La política tiene que ser otra cosa. Y tiene que servir para otra cosa.

Cuando faltan palabras para resumir todo esto, brotan dos: ética y civismo.

Claro que no sabemos si hay solución.

Es el otro gran problema.

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