martes, 12 de marzo de 2013

MATO, DE SUSTOS Y CONTRATIEMPOS


Plantón con rectificado de los corresponsales. Lesiones causadas por personal de su seguridad a una periodista. Y anuncio de acciones judiciales contra todos quienes la estén difamando.
            No gana para sustos la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, en el punto de mira por los vínculos de su ex esposo con esa gigantesca trama de corrupción que responde por Gürtel. Ha resistido los embates y los temporales en los que siempre flotó la palabra dimisión que, por ahora, no se ha producido, pese a algunas evidencias de responsabilidad política. Entre el desconocimiento alegado, la defensa propia basada en la atribución exclusiva de actuaciones a su ex marido y el respaldo del presidente del Gobierno, se mantiene en su cargo, sin intenciones de renuncia.
            Pero la ministra Mato sabe que está en el ojo del huracán y que le resultará difícil salir de su órbita pese a sus propias convicciones. No es que la hayan ayudado los silencios mantenidos -acumuló meses sin comparecer en sede parlamentaria- sino que, además, las circunstancias propician que cada salida, cada contacto será una auténtica prueba de resistencia y de habilidad para sortear una presión que persistirá mientras algunos hechos no sean esclarecidos.
            Y eso que las rectificaciones formales hablan a su favor. Por ejemplo, cuando acude a una sesión de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer de la ONU, en Nueva York, y hace una convocatoria de prensa a los corresponsales acreditados, advirtiendo que no habrá preguntas, se retracta a la vista del plantón dado por los profesionales (¿Qué habrán pensado, por otra parte, quienes ejercen el oficio en una de las democracias más avanzadas, donde la libertad de expresión es intocable?). Reconsideró y atendió a los periodistas que preguntaron lo que quisieron, quizá para hacer entender a la ministra que ese es su deber. “Sin preguntas no hay cobertura”, circuló en una red social.
            Algo similar sucede cuando acude, en Málaga, a un acto público conmemorativo del Día Internacional de la Mujer. Un miembro del personal de seguridad de la ministra causó lesiones a una redactora de Antena 3 Televisión, después de haber sido golpeada, según su propio testimonio. Sufre rotura del radio de la mano derecha que le tendrá de baja médica durante tres semanas. Enterada la señora Mato, telefoneó a la periodista para disculparse por lo sucedido, interesarse por su estado y ponerse a su disposición para lo que pudiera necesitar.
            La ministra Mato, por último, anuncia acciones judiciales contra quienes, según su interpretación, la están difamando al hacer públicos los pormenores de unas actividades empresariales desarrolladas a título particular. Está en su derecho de defenderse si considera su honor lesionado o si se siente injuriada.
            En fin, que Ana Mato debe ser consciente de haga lo que haga, y diga lo que diga, mientras se mantengan las circunstancias, tendrá sobre sí el foco de la atención mediática. La experiencia le debe estar enseñando a no cometer más errores ni a refugiarse en silencios que, según se ha demostrado, no son nada rentables.
            Por lo tanto, convocatorias de prensa sin mordaza e indicaciones de buen trato a los trabajadores que están ahí para cumplir con su deber. En la defensa jurídica personal, nada que objetar.
            

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