jueves, 5 de febrero de 2015

RELATIVIZAR

En la política de nuestros días, máxime en vísperas electorales, todo es verdad y todo es mentira. Encuestas incluidas. Todo depende del color del cristal con que se mire. Nunca antes se hicieron tantas consultas demoscópicas. Y en tan breve lapso de tiempo. ¿Quién se acuerda, por ejemplo, de la que hace unas pocas semanas colocaba al PSOE en primera posición?


Pero es la última entrega del Centro de Iniciativas Sociológicas (CIS) -sospechosamente aparecida poco después de que se conocieran los preocupantes datos sobre el crecimiento del desempleo y la caída de afiliaciones a la Seguridad Social- la que está dando mucho que hablar, en todos los sentidos, aunque se ponga el acento en el segundo puesto del neopartido Podemos a costa del PSOE, naturalmente.

Cocinada o no, la encuesta es el dibujo del mejor escenario político para el partido en el Gobierno que, sorpresivamente, a pesar de los chuzos de punta que han caído, sigue siendo el preferido de los votantes, bien es verdad que cayendo. Este hecho, el ascenso de la formación de Pablo Iglesias y la impresión de que el PSOE no remonta y ya se ve desbordado es lo que cualquier estratega conservador (aún desdeñando las intenciones de voto que podrían acumular a costa del PP otros partidos como Ciudadanos o UPyD) desearía.

Pero veamos algunas consideraciones que siembran dudas sobre ese idílico escenario: resulta que Pedro Sánchez es, en esa encuesta del CIS, el líder político mejor valorado, en tanto que Mariano Rajoy es de los peores, si no el peor; y que el porcentaje de indecisos es lo suficientemente alto como para pensar que, independientemente de los resultados de autonómicas y locales, de la elección del candidato socialista a la presidencia del Gobierno y del curso de la campaña, algo o mucho pueden cambiar las cosas, no ya en las consultas sino en las urnas que son las que mejor podrán despejar las incertidumbre y las incógnitas de este nuevo tiempo político en el que, por cierto, el fantasma de la abstención ha desaparecido.



Otros aspectos reveladores de la encuesta del CIS, aunque luego no se corresponda con las respuestas sobre la intención de voto: uno, el rechazo a las políticas del Partido Popular; y otro, el margen de error de esta consulta es del 2%.

Así que es necesario relativizar, sin que esto signifique cuestionar el trabajo del CIS. Pero, con lo que nos queda por ver, evidentemente, es tiempo de ganancias para las encuestadoras.



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