En una tertulia televisiva, uno de los periodistas
intervinientes afirma que el anuncio de las respectivas renuncias a la
candidatura a la alcaldía del Puerto de la Cruz, hecho con muy escasa
diferencia de fechas, por Jaime Coello (Vecinos por el Puerto) y Jonás González
(Izquierda Unida Canaria), actuales ediles, había sido muy recibido entre los
grupos que integran el gobierno local (CC+PP), al entender (sic) que, pensando
en el futuro, se verían libres de gruesos y activos soportes de fiscalización.
Dando por certera la aseveración del
periodista, que seguro bebió en buenas fuentes, bastaría ese hecho para
reconocer la actuación de los concejales en la oposición durante el mandato que
declina, aun cuando se pudiera adjudicar algunos reparos a la misma: por
ejemplo, Coello estuvo firme y diestro durante los tres primeros años y se ganó
a pulso un dicho popular, “el único que hace oposición”, pero bajó el listón en
los últimos meses, en un tiempo decisivo a la hora de ganarse el refrendo
vecinal a su trabajo. González, por su parte, con un cierto candor político
que, en el fondo, revelaba su compromiso de juventud para propiciar otra forma
de hacer política y trabajar por su barrio y por su pueblo, prefirió el camino
de invitar a participar activamente, incluso en actividades que promovía el
gobierno local.
Pero ninguno de los dos va a aspirar
a la alcaldía, si bien continuarán ligados a sus organizaciones y hasta es
probable que formen parte de candidaturas con un cierto valor simbólico y en
puestos a no salir, otra manera de acreditar coherencia con sus valores y con
las causas que abrazaron. Puede que no hayan encontrado comprensión ni se
sintieran cómodos en los expectantes gérmenes de otra opción política, Asamblea
Ciudadana Portuense, que, teóricamente, irrumpe en el escenario local para
impulsar o probar que hay un nuevo tiempo político para el que se requieren
otros rostros y otros modos de operar. Quizás eso explique que durante el
último semestre, uno y otro hayan bajado el diapasón de sus aportaciones y de
sus críticas, pese a que una de ellas, por cierto, resultaba muy llamativa y
oportuna: presentaron una moción, junto al Grupo Municipal Socialista, para
crear una comisión de investigación que estudiase y analizase el estado de las
concesiones administrativas municipales, varias de ellas, según decían,
afectadas por modificaciones e incumplimientos de pliegos y contratos que han
repercutido en la calidad de los servicios que han de prestar las empresas
adjudicatarias y en los ingresos previstos en las arcas municipales.
Jaime Coello y Jonás González
trabajaron con firmeza y dedicación, sin arrugarse ante rechazos y vilipendios,
que también abundaron. Fueron animadores de un mandato plácido y anodino, de
restricciones y de escasas realizaciones. Dan el argentino paso al costado de
las candidaturas a la alcaldía por decisión propia y ese es un punto a su
favor. Ahora verán los afanes y otros factores de la vida municipal desde fuera
y seguro que la experiencia ganada durante este tiempo les permitirá enfocar
las cosas de otra manera. Liberados, pues. En cualquier caso, que se interprete
su tarea opositora de la manera que se ha hecho ya es indicador de seriedad,
entrega y creatividad, máxime en las circunstancias que han concurrido.
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