Vamos a ver, vamos a ver porque esto es de
mear y no echar gota. ¿O cómo encontrar cabal explicación a que el ministerio
de Justicia haya admitido que desconoce el destino de más de quinientos millones
de euros recaudados en concepto de tasas judiciales aprobadas por las Cortes a
propuesta del Gobierno, siendo entonces ministro del ramo Alberto
Ruiz-Gallardón? ¿Será que, como dice el presidente Rajoy, la crisis ya es
historia y la susodicha cantidad forma parte de ella?
No,
en serio, que ni la aprobación de las tasas ni su aplicación ni los quinientos
millones de ignota destinación son para tomárselo a broma. Que es la justicia
misma y lo que abonan obligatoriamente los justiciables lo que causa estupor.
Preguntaba el diputado de Compromís-Equo, Joan Baldoví, a qué piensa dedicar el
ejecutivo el importe de lo recaudado y si ha transferido las partes
proporcionales correspondientes a las comunidades autónomas con competencias en
la materia y el ministerio responde que “no dispone de información al
respecto”. Más perplejidad todavía cuando en la respuesta se señala que “no
corresponde a la Agencia Tributaria la determinación ni la información sobre el
destino de ninguna tasa”. Y alcanzando el paroxismo, avisa Justicia que “no
existe obligación legal presupuestaria de aplicar toda la recaudación por un
concepto concreto a un gasto específico, puesto que lo que existe es una
vinculación, no afectación del ingreso recaudado con la tasa”. En conclusión, ni
siquiera revierte lo ingresado en la financiación de los gastos producidos en
el ámbito judicial que es, en breves rasgos, la justificación que argumentó
Ruiz-Gallardón.
Esto
es lo que hay en la España cuyos gobernantes exhiben el pulso de la recuperación
económica, niegan sistemáticamente las evidencias bañándose en la
autocomplacencia o pasan de quejas porque la crisis ya es historia. Que un
ministerio reconozca que no sabe qué hacer con quinientos doce millones de
euros recaudados y contabilizados, es para preocuparse. ¿Falta de previsión o
ganas de lucir opulencia? ¿Una heterodoxia de la administración de recursos
públicos? Más bien, tomadura de pelo a los ciudadanos que ya vislumbraban, como
también lo hicieron los operadores jurídicos, la brecha de desigualdad que se
abriría con la aplicación de unas tasas orientadas a la obstaculización del
acceso a la justicia en condiciones de igualdad a la hora de defender derechos
e intereses. Es decir, con la muy reprobada Ley de Tasas Judiciales, de
evidentes efectos disuasorios, se priva a los ciudadanos del derecho
constitucional a la tutela judicial efectiva.
Alguien
tendrá que ofrecer una explicación de lo que se va a hacer con los millones
recaudados. Un suponer. Igual suprimen las tasas o las reducen, ahora que las
urnas están siendo desempolvadas. Una opción. Total, la crisis ya es historia.
¡País!
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