martes, 17 de marzo de 2015

PUNTO SEGUIDO

Los ocho consejeros del PSOE de La Gomera que han dado un paso significativo reiterando su compromiso de permanecer bajo esas siglas en el Cabildo Insular parecen empeñados en hacer añicos la frase del médico mexicano y político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Wenceslao Molina Cortés: “La lealtad en política siempre es falsa”. Desde luego, en tiempos recios como los que discurren, cuando se necesitan voluntades decididas, la determinación de los consejeros tiene su valor. Acaso fuera la primera respuesta que se necesitaba para contrastar que el socialismo gomero va a resistir o quiere seguir avanzando tras los imponderables que suscita la salida de su anterior líder.
            Lo explicaba en este periódico la consejera portavoz Ventura del Carmen Rodríguez quien, pese a revelar que discrepaba con algunos dirigentes del partido, reafirmaba su identificación socialista y más que eso, el compromiso ético que supone la pertenencia a una organización y representarla ante la ciudadanía, parte de la cual, mayoritariamente, había otorgado la confianza. “No me gustan los personalismos… Nuestra responsabilidad es con los ciudadanos”, ha dicho atinadamente la consejera. Sus frases son un canto a la sensatez en medio de tanta convulsión. Punto seguido.
            Y es que seguimos necesitando la política, la política cabal, después de tantos hechos con connotaciones negativas que han ido minando la credibilidad y generando ese clima de repulsión o desafección impensable a medida que madurara la democracia. Reconocer que los personalismos exacerbados -independientemente de su legitimidad ganada en las urnas y en la sociedad misma- terminan haciendo daño y reconocer que hay una responsabilidad contraída con la ciudadanía no es más que admitir la necesidad de revisar algunos esquemas de funcionamiento y de comportamiento. Ya es un lugar común que se avecina un nuevo tiempo político, luego se trata de afrontarlo rearmándose ideológicamente, con un espíritu más participativo, más colegiado y más colectivo.
            La comisión gestora que dirige hasta el próximo congreso el PSOE gomero hace bien en destacar esa lealtad de los consejeros como un activo, como un valor que permite encarar el porvenir con las garantías debidas para ir completando un proyecto de largo recorrido que ha sustanciado una sensible transformación de la realidad insular y su integración dinámica en la construcción de la Comunidad Autónoma. Punto seguido.

            Colocado en un trance histórico, los primeros pasos son decisivos para ir fraguando los caracteres de una nueva situación. El PSOE es un partido acostumbrado a pagar altos precios por sus fracturas y desventuras. Solo la lealtad y la confianza, unidas a la resistencia en la adversidad, impulsan y hacen cuajar la superación.  Veremos.

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