Por si había dudas, el
Foro Económico Mundial (FEM) las ha despejado: España encabeza por primera vez
este año el denominado Índice de Competitividad Turística de viajes y turismo.
O sea, que somos competitivos, estamos en condiciones de disputar a otros
países, con el solvencia y recursos propios, las habilidades para fortalecer el
sector y convertirlo -en este caso, consolidarlo- como uno de los segmentos más
importantes del sistema productivo nacional. Las infraestructuras, los recursos
naturales y la capacidad de adaptación a los nuevos hábitos de consumo digital
son determinantes para este reconocimiento que viene a confirmar la línea
ascendente de nuestro turismo.
Los
expertos defienden que las ventajas comparativas de un destino turístico están
representadas por el paisaje, la flora, la fauna, el clima y el patrimonio
histórico-cultural. Aunque es discutible, los recursos turísticos, a diferencia
de los de una industria, no suelen experimentar agotamiento como consecuencia
de su uso, de ahí que la competitividad deba tener un tratamiento diferente. En
ese sentido, la ventaja competitiva en el turismo ha de corresponderse con el
acertado desenvolvimiento de un destino para emplear de forma efectiva sus
recursos, a medio y largo plazo.
Precisamente,
el FEM valora las potencialidades de ciento cuarenta y un países bajo catorce
criterios. Entre éstos, además de los recursos naturales, son tenidos en cuenta
los precios competitivos, la seguridad y los servicios específicos que se
prestan a los turistas. En la clasificación, se tiene en cuenta que nuestro
país es el tercero del mundo por el número de llegadas de turistas
internacionales y la segunda potencia por ingresos. España se coloca por
delante de Francia y Alemania como destino más atractivo y competitivo.
Un
décimo puesto en infraestructuras portuarias y el duodécimo en aeropuertos no
son los mejores, desde luego, pero son ponderados para la evaluación final, en
la que los nuevos hábitos de consumo digital destacan al aparecer en cuarto
lugar. En conceptos como la seguridad España tiene treinta y un países por
delante en este ; y en la higiene, treinta y tres.
También
hay flancos débiles. Por ejemplo, en el precio competitivo con el que España
obtiene su peor nota y figura en el puesto ciento cinco, en tanto que es en el
cien donde quedan sus condiciones para poner en marcha un negocio turístico.
Pero
hay que quedarse con una de las conclusiones del informe del Foro, avalado por
otros organismos internacionales como la Organización Mundial de Turismo (OMT)
y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA): el sector de los
viajes y el turismo mundial, que supone un diez por ciento del PIB universal y que ha crecido en un promedio del
3,4% anual durante los últimos cuatro, frente al crecimiento del 2,3% por año
de la economía mundial,
evidencia su potencial para la recuperación de las economías
nacionales.
La tan cacareada -aunque
desigual e insuficientemente traducida- recuperación económica española tiene
que ver, desde luego, con estos datos del sector servicios y de su sostén
turístico en concreto. Hay que prolongar esa línea, desde luego. Porque está
probado que somos competitivos.
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