sábado, 12 de diciembre de 2015

TRIBUTO A TOM HERNÁNDEZ

Las segundas jornadas sobre Historia del cine en la isla de Tenerife, promovidas por el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, rinden tributo a la memoria del actor portuense, Tom Hernández. Se iniciaron anoche, en la sala Timanfaya, con una conferencia de Moisés Raya Pérez,  investigador y miembro de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias.
Hay que reconocerle a Raya el trabajo realizado para que se conozca mejor la trayectoria de “Tom Hernández, un tinerfeño en Hollywood”, que ese fue el título de su intervención, presentada por Iván López González quien, oportunamente, intercaló algunas preguntas y precisiones para enriquecer la propia exposición y reivindicó ayudas de instituciones públicas para las jornadas y la Filmoteca Canaria.
Raya destacó la personalidad de Domingo, Tom o Tommy, como era reconocido artísticamente. Su versatilidad para papeles de muy distinta condición. Fue interesantísimo el complemento videográfico al introducir, muy bien secuenciados y editados, breves fragmentos de películas en las que intervino, además de testimonios de algunos parientes y del director de la última filmación que rodó. En presencia de numerosos familiares, tuvo tiempo además para dedicar a Pepe Hern, nombre artístico del hermano de Tom, también actor, docente en Estados Unidos, a donde también había emigrado, durante muchos años.
La investigación de Moisés Raya permite, desde luego, que la figura de Tom Hernández empiece a ser algo más que una difusa o anecdótica referencia en la historia local. En su momento, cuando nos dio a conocer el proyecto, le animamos, precisamente haciéndole ver la necesidad de potenciar el conocimiento de destacados personajes directamente vinculados a la localidad. Hernández siempre se sintió tinerfeño, siempre lució su condición de portuense. Si en San Diego le encumbraron y le recuerdan anualmente en una de las más populares ferias norteamericanas, es de justicia que en su localidad natal reciba este homenaje que continuó con la apertura, en la misma sala, de una exposición de afiches, fotografías y objetos personales. Para hoy está prevista la proyección de un cortometraje del propio Iván López que hace una aproximación audiovisual a los dos actores, Tom Hernández y Pepe Hern.
La convocatoria es apta para que rescatemos una entrada publicada en marzo de 2012, alusiva a la trayectoria del primero, “el portuense que descubrió a Raquel Welch”, según titulamos. Decía así:

“Nacido en 1915 en el Puerto de la Cruz, Domingo Tomás Hernández Bethencourt sintió desde temprana edad la llamada de la interpretación. A los cinco años, en compañía de sus padres y un hermano mayor, viajó a California. Su formación en el ámbito del teatro le fue acercando a círculos cinematográficos: se convirtió en un artista. Su nombre: Tom Hernández.
Le conocimos a finales de los setenta, en uno de los viajes a su localidad natal. Le gustaba pasear y conversar con amigos en la plaza del Charco. Hablaba un español macarrónico, al cabo de tantos años en los Estados Unidos. Lo puso de manifiesto cuando intervino en el acto de inauguración del cine ‘Timanfaya’, invitado por sus propietarios: agradeció vivamente al matrimonio “Perrggy and Terrgge” (Pedro González y Teresa Cruz) su gesto e hizo un breve y apresurado recorrido de su trayectoria artística.
El fue quien descubrió a Raquel Welch, inicialmente conocida como Raquel Tejada, aquella imponente y deslumbrante mujer -a la que llamaron “El cuerpo”- que rodara, allá por 1966, en Las Cañadas del Teide y en el Llano de Ucanca, escenas de la película “Hace un millón de años”. La animó después de haber sido seleccionada reina en una feria hípica. Vaya si acertó. Hablaba de Raquel con verdadero sentido de la amistad, profesada durante muchos años.
Un enamorado de la historia local, Bernardo Cabo Ramón, reserva a Tom Hernández una destacada glosa en su sitio digital “Puerto de la Cruz: sus gentes y sus cosas”, en la que consigna las apariciones del actor en películas tanto de producción española como norteamericana y de otras nacionalidades. Recuerdo haber visto en un par de ocasiones uno de los títulos en que intervino, “Los comancheros” (1961), donde interpreta el papel de crupier.
Otras películas en las que apareció: “Comenzó con un beso” (1959), “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” (1961) y “Vacaciones en Acapulco” (1963). Varios papeles también en series televisivas de grata recordación como “Laramie”, “Caravana”, “El virginiano” y “Daniel Boone”.
En su entrada dedicada al actor portuense, Bernardo Cabo Ramón relata cómo Tom Hernández fue seleccionado en la Feria del Condado de San Diego para un espectáculo de doma clásica y encarnar la imagen promocional de la convocatoria. Ahí surge el personaje de don Diego, inspirado en hechos reales protagonizados por Diego de Alvarado. Se convirtió en todo un símbolo, en la proyección de la feria durante muchos años, tal es así que se conserva una estatua suya de dieciséis pies en el acceso principal del recinto que perpetúa su recuerdo.
De sus estancias en el Puerto de la Cruz, ya en los años ochenta, se plasma una anécdota. Conversaba en vísperas de la festividad de Epifanía con Antonio Ortiz Hernández, entonces concejal de Turismo y Fiestas, cuando le dijo en aquel castellano macarrónico que resultaba gracioso:
-Antonio, no comprendo. En Norteamerica, viene Papá Noël y cada niño o cada persona tiene un regalo. Aquí se celebran el 24 de diciembre y los Reyes Magos y a casi todo el mundo le parece poco un solo obsequio. Por eso se ve a tanta gente comprando. Pero no lo entiendo. Eso es un consumo incontrolado. Y una mala costumbre.
Tenía toda la razón, claro.
Este portuense, que en eso y en otras cosas se anticipó a su tiempo, que descubrió a Raquel Welch y al que se sigue recordando en San Diego, falleció en Los Ángeles el 2 de junio de 1984”.




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