Si las cuestiones se miden por números, hay resultados que no
ofrecen dudas. Y no solo permiten interpretar preferencias sino hasta
sentimientos. Claro que hay factores que relativizan y entonces el fondo debe
ser analizado con más detenimiento.
Sirva la introducción para entender los recientes registros
de una red social a propósito de dos infraestructuras o dos proyectos en el
Puerto de la Cruz que son contemplados de muy distinta manera.
Uno, la estación de guaguas. Por si alguien lo desconoce: la
anterior ha sido clausurada por razones de seguridad, la actuación para
sustituirla está condicionada por una plena disponibilidad de suelo –gestión
administrativa que se ha eternizado- y actualmente hay unas dependencias
provisionales para la entidad prestataria del servicio mientras que los
usuarios aguardan en aceras y marquesinas, al sol que más calienta, al frío que
incomoda o con difícil resguardo de la lluvia cuando cae. O sea, en condiciones
manifiestamente mejorables.
Claro que no es la mejor entrada o salida de la ciudad. O si
se quiere, no está a la altura, ni mucho menos, de un destino turístico bien
considerado ni de las exigencias básicas de una sociedad moderna.
Pues bien, esa necesidad perentoria solo ha producido trescientas noventa y siete firmas en un
sitio web, ‘change.org’, dedicado a la libre participación social
reivindicativa.
Dos, el proyecto de un puerto, secular aspiración del
municipio y frustración palpable de sus habitantes al no haberse podido
materializar, estimado ahora poco menos que panacea de la decadencia que
padece. No importan los sesgos ni las manipulaciones ni la desinformación ni
los condicionantes. Ni siquiera los absurdos de los sueños cruceristas, también
esgrimidos a conveniencia como si no alimentaran la frustración, mientras se
olvidan de que el grueso de los turistas llega a la isla en avión.
Pues bien, sin mermar un ápice la aspiración popular y aún
cuando sea discutible la necesidad de la infraestructura -hay otras cosas que
parecen más apremiantes-, el presidente del Cabildo Insular -en un respetable
empeño político y personal por defender esta causa, en la que cree- ha logrado
reunir a más de dos mil personas en
un grupo específico que él mismo ha creado en la red social ‘facebook’. Se
pretende, así, un espacio para informar, aclarar, precisar y hasta admitir
sugerencias. O sea, fomentar el interés y la participación. Otra cosa es que el
método, a la larga, resulte eficaz y no dé pie a otras desnaturalizaciones.
Pero, bueno, ese es otro cantar.
En definitiva, que con el termómetro de las demandas sociales
sobre la mesa, contrastadas estrictamente -a título indicativo, desde el punto
de vista numérico-, a mucha gente le da igual que el servicio de transporte
público se siga prestando en las actuales condiciones y con manifiesta
incertidumbre sobre el futuro; le da lo mismo que los turistas se lleven la
peor de las impresiones y que los usuarios, a cualquier hora, padezcan las
insuficiencias, las incomodidades y hasta la inseguridad.
Hay más gente que se ha “embarcado” -y no queda más remedio
que entrecomillar el término- en otra actuación, por muy controvertida que
resulte en una insólita fase preliminar.
La disparidad es evidente.
1 comentario:
¿Hay gente que se ha 'embarcado' o la han embarcado? That´s the question.
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