miércoles, 16 de noviembre de 2016

REVESES

El Partido Popular (PP) empieza a probar el sabor de la minoría parlamentaria. El bloque de la oposición ha votado en contra de la tramitación y del calendario de la Ley Orgánica para la mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), en tanto que la candidatura del ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a la presidencia de la Comisión de Exteriores del Congreso, ha quedado sobre la mesa porque no disponía de votos suficientes y los grupos, además de no estar por la labor, prefieren mantenerse en respetables posiciones pactistas sobre estos menesteres intramuros.
Son los primeros episodios de una legislatura que resultará enrevesada por múltiples circunstancias. Pero se ha pasado del rodillo y tente tieso al frenazo y lo que te rondaré morena si no hay diálogo y consenso sobre bases de negociación. El Partido Popular empieza a recoger las amarguras de su propia herencia. Diálogo y más diálogo dijo recientemente el presidente Rajoy, acaso consciente de que pronto lloverían chuzos de punta. El problema es que el PP debe ser consciente de que el escenario es bien distinto.
Y que los reveses, en política parlamentaria, sirven para curtir y para practicar aquello de lo que seguramente se habrá olvidado o, simplemente, no conoce. No queda nada.
 

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