El
ciudadano y periodista Jesús Maraña, a la sazón, director
editorial del digital infolibre.es, uno
de los más seguidos del país, ha tomado una iniciativa -subrayando
la doble calidad de su condición 'ciudadano y periodista'-
consistente en registrar un escrito en el Congreso de los Diputados
dirigido a Jorge Fernández Díaz, presidente de la comisión de
Peticiones de la cámara baja, en el que solicita que renuncie,
cuanto antes, a esa presidencia.
La
democracia da para mucho, desde luego. Y si es la española, con la
ingente cantidad de peculiaridades, contrasentidos y sinrazones que
atesora, más. Este es un hecho insólito. Que el ciudadano y
profesional Maraña se dirija al propio Fernández Díaz -recuerden,
ex ministro del Interior- pidiéndole que abandone la comisión
institucional para la que fue designado por su partido, después de
los intentos frustrados de acceder a la presidencia de las que tienen
que ver con Asuntos Exteriores y el Tribunal de Cuentas del Reino,
alcanza unos niveles se saludable sensibilidad ciudadana, por un
lado, y de intransigencia institucional, por otro, sobre todo si la
petición, como se espera, sea desestimada (Lo que faltaba: a ver si
vamos a hacer caso ahora, por mucha minoría en la que nos
encontremos -se habrán dicho en el Grupo Parlamentario Popular-, al
ciudadano periodista, por muy Maraña que se apellide y por mucha
sensatez que aporte en el paso dado).
La
tesis de la solicitud formal es bien sencilla: el ex ministro fue
sorprendido en su despacho conversando con el primer responsable de
la Agencia Antifraude de Catalunya tramando -como suena: tramando-
contra políticos y cargos públicos a fin de desprestigiarles y
desacreditarles. Sin reparar en recursos públicos, faltaría más.
Al trascender las grabaciones de aquellas conversaciones, lo lógico
hubiera sido que el ministro dimitiese. No fue así, por lo que se
ganó la posterior reprobación de toda la cámara, excepción hecha
de la formación parlamentaria popular. Y lo que es más: aún se
está pendiente de lo que decida el Tribunal Supremo en orden a
investigar o archivar la querella interpuesta contra Fernández Díaz
ñpor el Partido Demócrata Popular (PDC) y por el ex alcalde de
Barcelona que llegó a ser acusado ulteriormente de tener una cuenta
en Suiza, con pruebas presuntamente falsificadas.
Con
esa secuencia, y con otros antecedentes, Jesús Maraña concluye que
“un
político que ha sido reprobado por la mayoría del Congreso no
debe presidir ninguna comisión parlamentaria,
tampoco la que se dedica precisamente a tramitar las peticiones de la
ciudadanía al máximo órgano de la soberanía popular. Si hay una
comisión que exige
estar representada por un nombre de consenso, respetado y creíble,
es la que conecta al Congreso con los ciudadanos”. Los fundamentos
de la petición del ciudadano periodista desembocan en una
recomendación clara: “Su renuncia es la decisión más honorable
(si cabe aún ese adjetivo) para ambos (diputado y presidente del
Gobierno). Y muy especialmente, para la propia institución del
Parlamento”.
Que
se sepa, hasta ahora Fernández Díaz no ha dimitido ni tiene
intenciones de hacerlo. Seguirá: con una muesca más, claro.
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