viernes, 27 de marzo de 2020

TURISMO DOMÉSTICO


¿Cómo será el turismo después que pase la pandemia? No creemos que haya muchas personas en disposición de predecir, entre otras razones porque faltan certezas. Claro que en los silentes mercados, condicionados por la expansión del virus, habrá cerebros pensando para cuando llegue la hora de la reanimación. ¿Qué hacer? ¿Cuál será el escenario? ¿Cuáles las tendencias?

Convenimos en que nada será como antes pero cabe intuir que habrá otros esquemas de funcionamiento, tal como ya hemos expuesto, si bien es cierto que algo similar vaticinamos cuando la quiebra de 'Thomas Cook' cuyos efectos fueron minimizados de inmediato por el sector público y la turoperación apenas -por no decir nada- se resintió.

En plena fase de incertidumbre, pues, con establecimientos cerrados -quedan los de retén, a la espera de que salgan los últimos turistas de Canarias-, perdidos miles de puestos de trabajo, resentida la industria aeronáutica y las compañías marítimas replanteándose, naturalmente, rutas de cruceros y su correspondiente viabilidad, todo da a entender que habrá que tirar del turismo interior para poder levantarse. De hecho, algún intento -todavía tímido- de reactivarlo circuló hace poco por redes sociales, concebido más por patria chica y recurso propio para superar el trance que como solución estable a largo plazo.

Quedémonos con un nuevo concepto: las staycations, una voz inglesa que nace de dos conceptos: stay (estar, quedarse) y vacations (vacaciones), en español algo así como vacaciones en las que te quedas en casa, o sea, un período de tiempo en el que una persona, una pareja o una familia se queda en las proximidades de su hogar y participa en actividades lúdicas, festivas o culturales, muchas veces sin tener que pernoctar. Quedémonos porque es el que acuñan desde el Reino Unido por parte de la compañía especializada en datos y analíticas, 'Global Data', después de un estudio demoscópico elaborado en medio de la densa incertidumbre.

Responsables de la firma coinciden en señalar que la gente querrá seguir tomando vacaciones porque -razonan- no está dispuesta a renunciar. Sin embargo, ahora hará una valoración especial de la seguridad. En ese sentido, se planteará dónde se siente cómoda -sobre todo si son vacaciones familiares- y dónde más segura. La respuesta es sencilla: quedarse en su país, afirma Nick Wyatt, director ejecutivo de informes y análisis del sector turístico en la citada compañía.
Las staycations, pues, marcarían tendencia en esos hipotéticos escenarios del futuro. Téngase en cuenta, además, que países como Reino Unido o Alemania tienen una amplia cultura vacacional y disponen de una rica oferta en sus territorios, de modo que sus atractivos incentivarían, con adecuada promoción, lo que conceptuaríamos como turismo doméstico o turismo interior. Familiarizarse con el destino y la localización, conocer las infraestructuras, dotacionales y servicios queda muy al alcance.

Luego habrá que aplicarse en las islas, si la “solución” anglogermana funciona y se consolida. Recordemos aquella campaña de los años ochenta, “Canario, conoce tu tierra”, promovida por Dolores Palliser, consejera de Turismo del primer Gobierno autónomo presidido por Jerónimo Saavedra. Tenía otra filosofía, si ustedes quieren, pero sirvió para que muchos canarios, por primera vez, disfrutaran de vacaciones e hicieran turismo. Cuestión de reeditarla.

Día 12 de la alarma

Finalizó el pleno del Congreso de los Diputados a las dos de la madrugada. Aprobada la prórroga del estado de alarma solicitada por el Gobierno. Lo prioritario sigue siendo contener la pandemia, de la que no escapan los cuatro primeros mandos de la Guardia Civil, también contagiados. Otra noticia para desayunar es que los tests rápidos adquiridos para detectar el virus a una empresa china son insuficientes o incompletos. Algunos medios señalan que la empresa no tenía licencia. El Gobierno, a primera hora de la tarde, desmiente que esa partida hubiera sido adquirida en aquel país. O sea, engaño como a un chino.

El móvil sigue llenándose fácilmente de mensajería de todo tipo. Hay algunos graciosas y otros infames. Al mediodía, cuando los únicos habitantes de la plaza son hombres y mujeres que sacan a paseo a sus perros y quieren jugar con las palomas, las cifras hacen intuir una muy leve mejoría, o quizá sea más adecuado decir que son tantos los deseos de que cambie la tendencia que una reducción en la comparativa es apreciada así. Uno de los refranes de toda la vida que cambia con la pandemia: Dios los cría y ellos se contagian.

Julio Pérez ya ejerce como consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias. Compatibilizará los dos departamentos, el que ocupaba, Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, y Sanidad. El relevo, probablemente, tendrá secuelas: los socialistas tinerfeños cerrarán filas en torno a Teresa Cruz, seguro. Pero ahora mismo el horno no está para disquisiciones orgánicas. Pérez llegó a ser vicepresidente del ejecutivo autónomo, en cierta ocasión, cuando tras la censura a Jerónimo Saavedra, en 1993, hubo que recomponerlo. Le acompañamos cuando tomó posesión. Fueron pocos días, pero fue vicepresidente.

En algún guasap, el mensaje es ¡Fuera el miedo! En algún lugar, cuando suena el aplauso de las siete, alguien hace sonar por megafonía el himno de la Legión. Ya el otro día se escucharon gritos en plan arenga. Otro dislate, que haberlos haylos en medio de la penuria que padecemos. Aprovechados que son algunos.

El infarto que acabó con la vida de Santiago Morales Torres entristece el final de la jornada. Morales fue futbolista, delantero, ambidiestro. Jugó en Puerto Cruz, Spórting San José de Las Palmas y Canarias, de Venezuela. Era de la generación siguiente a los componentes de aquel Puerto Cruz llamado el pequeño Real Madrid, memorable expresión que poetizó Vicente Yanes. Morales marcó, de cabeza, el gol que adelantó a Puerto Cruz en la eliminatoria con el Real Madrid en el Campeonato de España de Aficionados de principios de los setenta. La reacción de aquel campo abarrotado fue increíble. Veloz y de remate contundente, en El Peñón era muy temido por los entrenadores de los equipos visitantes. Un linaje familiar futbolístico el suyo, padre y hermanos, todos jugaron el vieja cazuela portuense. En julio del año pasado, le tributaron un homenaje conjunto con Sebastián González Villavicencio. Descanse en paz.


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