Vacunas y pruebas médicas. El sector turístico ya desespera al comprobar que la reactivación va muy lenta y choca con muchas adversidades. Si se quería comprobar lo que era una travesía del desierto, apenas tiene que comparar facturaciones y lo que es peor, verificar los informes que acreditan que las compañías aéreas siguen atenazadas, que los mercados emisores siguen muy supeditados a las medidas restrictivas que determinan sus gobiernos, que las empresas continúan cerradas o poco dispuestas a la reapertura si no hay garantías de continuidad, que los plantillas de trabajadores siguen viéndose desfavorecidas y que el miedo, en definitiva, condiciona los movimientos de clientes o potenciales viajeros. Tal como evolucionan las cosas, todo da a entender que la travesía se va a prolongar. Ojalá nos equivoquemos.
No hubo tal recuperación en verano, cuando se encendieron todos los timbres de alarma. Resultados desalentadores a medida que se sucedían las recomendaciones de no viajar a países concretos, las restricciones y las cuarentenas, mientras crecían las cifras de contagios y fallecimientos. La cultura de vacacional prácticamente quebró. Próxima estación: invierno. Previsiones optimistas, buenas expectativas, atisbos promocionales… pero no mejoró el enfermo. El corto plazo, imposible.
Los datos estadísticos revelan el impacto negativo: Tenerife y Lanzarote están entre los destinos que, según fuentes de Exceltur, registraron caídas superiores al 80 % interanual de su facturación hotelera entre julio y agosto, solo entre los meses veraniegos. En el conjunto de Europa, las llegadas de turistas extranjeros cayeron un 70% en julio y agosto. Y en todo el mundo, en lo que llevamos de 2020,las pérdidas económicas sufridas por el sector turístico multiplican por ocho las producidas durante la crisis económica de 2009, según la Organización Mundial de Turismo (OMT).
Es precisamente su director ejecutivo, Manuel Butler, quien vaticina que “los niveles de turismo internacional de 2019 se recuperarán entre dos años y medio y cuatro años, dependiendo de diferentes escenarios”. En este sentido, indica, “debe darse una respuesta global y si no se produce una estrecha cooperación internacional, iremos hacia un escenario de recuperación tardío del turismo, en cuatro años”.
De hecho, añade, la coordinación entre gobiernos durante los meses de verano (a la hora de emitir recomendaciones de viajes, imponer restricciones a la libre movilidad y otras medidas), “no fue la deseable y no se cumplieron las expectativas de recuperación”.
O sea, que es muy difícil hacer previsiones verosímiles y concretas para determinar el momento que las cifras del turismo internacional volverán a aumentar. El Grupo de Expertos de la OMT opina que el repunte de la industria se podría palpar en el tercer trimestre del próximo año pero no faltan miembros de ese mismo Grupo que hablan de un horizonte temporal situado en 2022.
En cualquier caso, todo da a entender que la travesía del desierto será tan dura como larga. Ojalá aparezcan las vacunas. Y otros oasis. Y que los gobernantes acierten en las disposiciones que adopten. ¿Se han dado cuenta, por cierto, que sean del signo que que sean, suelen coincidir? Ojalá que la reactivación de los mercados y del negocio sea un hecho palpable.
1 comentario:
Ésta situación pone de manifiesto que la Economía Canaria es casi monosectorial, y eso es realmente grave, y temo que después de ésta lección magistral de la Naturaleza dicha lección va a pasar inadvertida como siempre a los sentidos de nuestros mediocres gobernantes.
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