Jugaban Real Madrid y Sabadell en el Santiago Bernabéu. Ganaban los locales, quedaba muy poco tiempo y en un balón sobre el área madridista el portero Junquera cayó lesionado. La portería quedó desguarnecida y el rebote cayó para el atacante Pedro Zaballa que podía anotar sin problemas para igualar la contienda. Pero: prefirió lanzar el balón fuera, para que el arquero fuese atendido.
Guardo en la memoria ese episodio, seguido a través de la radio, en el relato de Pepe Bermejo. Despertó la natural admiración, acentuada cuando días después pudimos verlo en fotografías y en aquellas imágenes televisivas en blanco y negro.
No sólo fue un gesto, sino una determinación de calado: Zaballa privó a su equipo de un valiosísimo gol pero se ganó el reconocimiento de aficionados y medios de comunicación... a perpetuidad. Tal fue así que han instituido un premio que lleva su nombre. Para reconocer el juego limpio, para cultivar los valores de la deportividad.
Ahora que la UEFA no quiere que los jugadores tiren la pelota fuera cuando haya un jugador tendido en la cancha, fruto de algún percance físico, sino que deja a criterio del árbitro la detención del juego, aquel lance de Zaballa -seguro que repetido en algunos otros encuentros de cualquier categoría- cobra hasta una dimensión emotiva.
¿Tan deshumanizado anda el fútbol que también se impide a sus protagonistas en la cancha una acción protectora de la integridad de algún rival? ¿Es que la primacía mercantilista anula también los mejores sentimientos de los deportistas? ¿Por qué suprimir del catálogo del juego limpio esta opción, siempre elegante, de lanzar el balón fuera?
Opción que, en el pasado, por cierto, cuando se consumaba, era aplaudida por los aficionados de los dos equipos. El beneficiado, a propósito, correspondía devolviendo el balón al adversario. Ahora -parece que así queda recogido en unas normas para árbitros y asistentes UEFA de elite- ni siquiera debe esperar a esa recuperación de la posesión. Vaya manera de primar los valores deportivos...
Pues que decida la UEFA lo que le parezca y que se apliquen los árbitros en observar muy concienzudamente trances similares, so pena de equivocarse en la dirección que sea.
Pero que sepan que siempre habrá aficionados y amantes del fútbol que destacarán acciones como la de Zaballa, en el fondo una actitud ante el deporte y ante la vida. Los que sólo entienden de negocio y cuentas de resultados, no saben lo que es eso.
sábado, 29 de septiembre de 2007
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1 comentario:
Estoy de acuerdo con su comentario "Balones fuera. Si gracias" pero también creo que, hoy en día, la importancia de la victoria (el fin justifica los medios) ha mancillado el espíritu de la acción de Zaballa y de todos aquellos que entendemos el fútbol como una escuela de valores y socialización. En la actualidad, el resultadismo impone, si te dejas imponer, claro, simular una lesión en los minutos finales para que el rival tire el balón fuera y así perder tiempo (qué lejos del espíritu Zaballa). Además ningún equipo devuelve el balón en la zona dónde lo tiró el rival; siempre trata de ganar unos metros echando el balón mas allá. Por lo tanto, y aunque supone una mala noticia para el fútbol y para los propios jugadores (es lamentable que un organismo tenga que regular este asunto dada la irresponsabilidad de algunos "tramposillos") no veo tan descabellada la idea de la UEFA.
Esperemos que este amor por la victoria a cualquier precio (los medios endiosan a los ganadores) vaya remitiendo en estos años y los equipos, jugadores asuman la frase de Valdano "en el fútbol lo importante es ganar: pero sólo los mediocres no aspiran a la belleza". Sería bueno que también la aplicáramos a la vida y no sólo al fútbol.
Saludos
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