lunes, 22 de septiembre de 2008

EL 'IDERS' NO SE RINDE

Quién iba a decir a los sufridos y atribulados propietarios del edificio ‘Iders’, localizado en la avenida “Familia de Agustín de Betancourt”, en el sector Martiánez, del Puerto de la Cruz, que un día dispondrían de un blog en internet para manifestar sus ideas, sus quejas, sus criterios… Para proseguir su lucha, en definitiva.
Cuando arrancaron sus males, allá a principios de los noventa, ese blog, una de las múltiples opciones de la red, estaba aún por inventar. Lo que ya no tenía marcha atrás era una declaración técnica y política que aconsejaba desalojar el edificio al sufrir éste aluminosis, la enfermedad del cemento, detectada en alguna partida -o como se diga- con la que fueron construidas varias edificaciones en los años sesenta, en los tiempos del desarrollismo feroz e incontrolado.
Desde entonces andan los propietarios de las viviendas y locales del ‘Iders’ arrastrando sus penurias, coleccionando reveses y viendo cómo los intentos de recuperar lo que es suyo o de volver a sus casas y a sus negocios han ido chocando con mil y un imponderables. Algunos ya han fallecido y en su dolor se habrán llevado la frustración de no haber visto cumplido ese objetivo de retornar. Otros se vieron forzados a vender. Y otros resisten. Resisten contra la especulación, contra la desmoralización, contra la incomprensión, contra la lentitud, contra la falta de soluciones…
Durante nuestra etapa en el consistorio tuvimos oportunidad de seguir de cerca este proceso y hasta de tomar decisiones. Siempre estuvimos al lado de los afectados, tal es así que en un acto público ponderamos su afán, su tesón indesmayable. Lo citábamos como ejemplo de perseverancia para que los portuenses se identificaran con sus cosas, con lo que es suyo, para que entendieran bien que nada es fácil ni se regala, que algunas conquistas o reivindicaciones -legítimas en este caso- se logran si la constancia no decae, si se esgrime la razón y si la fibra de la sensibilidad que se supone existe en otras partes aún está despierta.
Ahora, navegando y casi sin querer, hemos descubierto su sitio en la red. Hay fotos, testimonios, declaraciones, cuitas judiciales… Deben actualizarlo, por cierto. Es un instrumento para seguir luchando, para hacerlo valer ante quien corresponda transmitiendo el mensaje más claro: el ‘Iders’ no se rinde. Es un caso de justicia social. Y como tal, hay que resolverlo.
Fuera ya de la actividad política local, aún los propietarios enfrascados en un proceso que respetamos y que debe ser reconducido para ver la luz del túnel, aún representando el estado actual de la edificación un impacto negativo en pleno corazón turístico del municipio, y aún con la incertidumbre y la indefinición de las administraciones -hay que acreditar, como mínimo, voluntad política de resolución del problema-, seguimos estando donde siempre: al lado de los damnificados. Seguimos siendo sus aliados en esta larga travesía de tribulaciones que sólo parece haber generado desencanto, frustración y escepticismo.
Pues no: mientras haya vida, mientras queden fuerzas, hay que seguir intentándolo. Perder por aburrimiento es doloroso. Y algunos no se merecen ese regalo.

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