lunes, 15 de septiembre de 2008

Y NO SE CALLA EL HOMBRE

Después de los improperios -¿lo dejamos ahí?- vertidos por el presidente de Venezuela -nada nuevo, sólo que ahora más subidos de tono hacia el enemigo imperialista- para anunciar en vivo y en directo la expulsión del país del embajador norteamericano, es cuando cobra todo el valor y cuando se entiende mejor aquel "corte" de Su Majestad el Rey don Juan Carlos en la cumbre de Santiago de Chile.

-¡Pero por qué no te callas?

La expresión tuvo un eco universal y hasta resultó uno de los factores determinantes de la derrota chavista en un referéndum celebrado semanas después. Fue una auténtica parada en seco, una espontánea expresión que hizo salir malparado al presidente venezolano, torpe, sobre todo, en las reacciones de días posteriores.

Ahora, hace unos días, la refriega interna de Bolivia alimentó rumores de desestabilización, de golpe de Estado. El presidente boliviano denuncia una conspiración y apunta hacia Estados Unidos como inductor de una trama para liquidarle. Fue entonces cuando Chávez, en uno de esos inefables actos públicos convocados en plena campaña electoral de gobernadores, quiso solidarizarse con su colega boliviano y en un tono absolutamente indescriptible, desde la tribuna exclamó:

-¡Váyanse al carajo, yankies de mierda!

Como no debió parecerle muy convincente la boutade, remachó:

-¡Váyanse al carajo cien veces!

La imagen era inenarrabe.

A Chávez cualquier crítica debe traerle sin cuidado. El poder omnímodo que ejerce le permitirá decir esas cosas y hacer otras muchas sin que ocurra nada. Pero, en cualquier caso, revela con esas frases su auténtica personalidad, lejana, por cierto, de la que puede esperarse en un hombre de Estado. Tan lejana, que un general del Ejército boliviano hubo de salir públicamente a despejar esa solidaridad fanfarrona del presidente de Venezuela y a advertir que una cosa son las bravatas y otra la intromisión en asuntos internos de aquel país.

Pero bueno, a lo que íbamos. Después del nuevo alarde chavista, aquella frase de don Juan Carlos se revaloriza. Algún iluso, quiza, pudo pensar que iba a frenar la locuacidad de Chávez, su verborrea incontenible. Ya se ve que no. No se calla el hombre.

Pero, al menos, tenía toda la razón de ser y sirvió para poner en evidencia, de forma espontánea, a quien no se le pide que sea más diplomático sino más sensato pues a estas alturas ya debería haber entendido que la credibilidad y la altura política no se ganan con estridencias y extravagancias acreedoras de que alguien, con fundamento y razón, pida silenciarlas.

ADIOS A ENRIQUE MONTES DE OCA

Se fue tranquilo tras penosa enfermedad. Enrique Montes de Oca, periodista, un profesional de los que siempre hacen falta en los gabinetes de comunicación. Por su temple, sobre todo. Trabajamos a su lado durante casi dos años, en la Dirección General de Relaciones Informativas del Gobierno de Canarias, siendo presidente Jerónimo Saavedra Acevedo.

Le recordaremos siempre por su bonhomía, por su temperamento, por su humor, por su identificación con la música de salsa, por su particular diversión carnavalera, por su franqueza a la hora de decir lo que no le gustaba de un discurso o de una intervención...

Enrique era mucho Enrique. Me hago cargo del dolor de su esposa, Pimpi, y de sus hijos. Y de quienes estuvimos a su lado: Olivia, Fátima, Chari, Susana y Julio. Creo interpretar el sentimiento de todos: le recordaremos siempre.

Descanse en paz.



1 comentario:

Proyectos AFIDS dijo...

Totalmente de acuerdo con los excesos verbales del presidente Chávez. Pero creo que no debemos entrar a formar parte de la corriente de opinión creada por la mayoría de medios de comunicación que son capaces de condenar al presidente por sus excesos verbales y callar ante las atrocidades verbales que salen de la boca, por ejemplo, de Sarah Palin (atacar Rusia o decir que no está bien invadir países, en referencia a Rusia y olvidár de lo que hicieron en Irak)

Un saludo