martes, 23 de abril de 2013

DE LA CALIDAD DE LA ESCRITURA DEPENDE


Hay que escribir mejor para que los lectores superen el titular de la noticia, ha venido a decir el escritor Juan José Millás, tan preocupado como el que más con las ediciones impresas de los periódicos, cada vez más condenadas, entre los avances de las nuevas tecnologías y la infinidad de aplicaciones, la pérdida de suscripciones y la reducción del poder adquisitivo de los lectores habituales de la prensa convencional.

            Superar el titular, he ahí la cuestión. Porque a menudo nos quedamos en eso, en la frase más o menos corta, y con ella nos damos por enterados. Es más, no solo contrastamos apriorísticamente la tendencia del medio o del redactor sino que hasta casi adivinamos, según el género, el contenido de la información o del artículo.

            Pero eso induce al error. Cuántas veces, después de leer el texto, comprobamos que el titulo no se corresponde con el contenido. O lo que es igual, que el título va por un lado en tanto que la información ha tomado otro.

            Por eso es interesante la apreciación de Millás. Escribir mejor, hacerlo con más calidad, ensamblar un texto periodístico con rigor -y con los recursos de que se disponga para enriquecerlo- y con la claridad necesaria para que el lector obtenga la mejor impresión. Se dirá que muchas veces eso es imposible: entre la prontitud, el apremio de los cierres y otras circunstancias, las dificultades condicionan el ejercicio del autor. Al final, tampoco está exigiendo demasiado: es como retrotraerse al viejo principio del sujeto, verbo y predicado para luego desarrollar -con lujo de detalles, si se quiere- la oración del hecho noticioso o digno de ser comentado.

            El escritor valenciano llega más lejos cuando aboga por textos bien escritos para que el periodismo sobreviva en el vértigo o en la jungla de la sociedad mediática de nuestros días. Defiende una “relación de hechos bien encajados con un matiz literario en el que se detalle un relato y no un cuento”. Eso se logra, en nuestra opinión, con una buena técnica, con unas dotes de escritura bien armadas y un afán de superación que permitan abonar con solvencia los enfoques informativos por encima de cualquier tendenciosidad.

            “A escribir también se aprende”, concluye Juan José Millás. Todos debemos ser receptores de ese mensaje. Se trata de cultivarse y, en  definitiva, de mejorar la capacidad o las habilidades para redactar. Porque estamos ante otro problema de la profesión que sólo se puede resolver con el propio esfuerzo individual y teniendo en cuenta enseñanzas como la comentada.

            No basta con un título original o atrevido. Hay que elaborar un buen texto para atraer o incentivar el interés del lector, sobre todo el de ediciones impresas que sigue prefiriendo ese soporte al clic de las digitales.

 

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