Ya se sabe: en las encuestas,
todo es relativo. Los expertos en manipularlas, que los hay, lo tienen cada vez
más difícil, dada la volubilidad de la población consultada, pero siguen
interpretando a su conveniencia. De aquí a mayo del próximo año, mes de elecciones
autonómicas y locales, van a proliferar esos estudios demoscópicos, unos más
creíbles que otros y todos con la intención de marcar tendencias, además de
agradar a clientes que los han encargado. O sea, que preparémonos para unas
cuantas entregas en las que no van a faltar contradicciones.
La reciente publicación del barómetro de julio del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) nos sitúa frente a una de ellas. A la
pregunta de cómo calificaría la gestión que está haciendo el Gobierno del Partido
Popular, un 90,7% de respuestas sumaría las consideraciones de 23,7 (regular),
27,2 (mala) y 39,8 (muy mala), frente al 8.1 resultante de 7,5 (buena) y 0,6
(muy buena).
Sin embargo, cuando preguntan a qué partido votaría si
mañana se celebrasen elecciones legislativas en nuestro país, un 12,8% se
decantaría por el PP, es decir, el mismo partido cuya gestión al frente del
Gobierno le inspiraría, sumadas las variables, más de un 90% de rechazo. Habrá
explicación pero también, desde luego, contradicción.
En la entrega del CIS, por cierto, aparece la intención de
voto de Podemos que, con un 11,9%, se sitúa en segundo lugar, por encima del
PSOE (10,6%) y ¡a menos de un punto! del partido gubernamental (12.8%). Llama
la atención, por cierto, que la mayoría de los medios destaque el primer hecho y
no el segundo.
Los registros de la encuesta del CIS correspondiente al
pasado mes de julio, en fin, contradicciones interpretativas al margen, ponen
de relieve que la política en España, en general, evoluciona de forma poco
favorable y ha dejado de entusiasmar.
No extrañen, pues, las contradicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario