sábado, 18 de julio de 2015

HASTA LOS MÍNIMOS DETALLES

La actuación de un humorista en la pasada gala de elección de la reina de las Fiestas de Julio desató alguna polémica en las redes sociales. No gustaron, según puede leerse, algunas afirmaciones pseudochistosas vinculadas a un importante complejo turístico de la ciudad. Fueron interpretadas como excesivamente gravosas para su renombre y para la proyección que presta a la ciudad.
        Respetemos la creatividad artística -que es discutible, claro está- y también las reacciones críticas. Ha ocurrido otras veces, en otros foros –principalmente, televisivos- y sobre temas, digamos más gruesos o de mayor enjundia. En esta ocasión, por la cercanía, por el significado o el simbolismo, la crítica subió de tono, incluso con una derivación política, puede que algo exigente –pedir responsabilidades políticas a quien contrató al humorista- pero eso es materia opinable. Uno hablaría de pecados de principiante y de bisoñez: otros los han cometido de mayor gravedad y no ha pasado nada.
        En fin, lo que importa son las repercusiones. Y en ese sentido, los titulares de las concejalías deben estar sensibilizados y tener conciencia de que cualquier actividad pública genera consecuencias en la imagen turística de la ciudad. Por lo tanto, ni pueden obrar superficialmente y con descuidos, no pueden ir por libre. Hay que estudiar previamente, asegurarse de que las actuaciones que se conciertan ofrecen unos mínimos de calidad, contratar con cierta seguridad. Después, igual resultan un fracaso o, simplemente, no gustan; pero ya es otro cantar. Cuestión de gustos, por resumir.
        Experiencias así demuestran que hay que andar finos porque los fallos pueden tener una dimensión difícilmente reparable, máxime si tocan alguna fibra sensible que, salvo excepciones, es aceptada comúnmente, hasta como timbre de orgullo de un conjunto patrimonial urbano-turístico. A estas alturas, con evidentes dificultades para mejorar la oferta y mantener los rasgos de un destino diferenciado, hay que cuidar hasta los mínimos detalles para que la situación no se agrave y se degrade aún más.
        El reflejo inmediato en redes sociales de impactos negativos obliga a ello.


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