El Puerto de la Cruz es
hoy escenario, en medio de una de sus festividades principales, de la entrega
de las cinco medallas y dos placas al mérito turístico 2014 que concede el
ministerio de Industria, Energía y Turismo. Su titular, José Manuel Soria, acompañado
de la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, estarán presentes en el
acto. La isla La Palma recibirá uno de los galardones que la distingue como
Destino Emergente. Y el Grupo Piñero, que tiene algunos establecimientos
hoteleros en las islas, recibirá una medalla que premia la internacionalización
de su expansión, cifrada en su operatividad en más de treinta países y en la
gestión de más de cinco millones de estancias turísticas. Para todos los
galardonados, la enhorabuena.
Está claro que la ciudad vibrará más con su fiesta marinera
que con esta convocatoria que posiblemente interese casi de forma exclusiva al ámbito
turístico. La proyección mediática y propagandística no podrá evitar
referencias a su proceso de decadencia, agitado hace pocas fechas por los datos
negativos de sus precios hoteleros, y en el que hará falta algo más que
voluntarismo para superarlo. Un gobierno local que se estrena relativamente y
del que apenas se tienen noticias sobre lo que quiere y piensa hacer en materia
turística tiene derecho a sentirse estimulado por ser ciudad-sede, pero debe ser
consciente de la gloria efímera de las fotos y los titulares en plena jornada
del Carmen. Como el pueblo parece estar más pendiente de sus festejos, para
vivirlos a su aire ácrata, acomodaticio y desenfadado, pocos se acordarán de
este evento cuando se sucedan los avatares que pondrán de relieve el
escepticismo con que hay tomarse las cosas del Puerto.
Para el anecdotario quedan los esfuerzos ministeriales en
llenar el recinto, la escasa respuesta inicial del empresariado local, las
llamadas motivadoras, los arreglos y los adecentamientos apresurados de
espacios públicos por los operarios municipales… Es curioso pero quienes en el
pasado reprochaban “la ruta de las procesiones” son casi los mismos que ahora
no solo la repiten sino que la prolongan con “el trayecto del ministro”.
Bienvenido, ‘míster’ Soria, aunque sería bueno que aclarase si se puede seguir
confiando en lo del Consorcio, el último tren de progreso que pasaba por
aquí. Pero, en fin,
sean esos lavados de cara positivamente recibidos porque la ciudad los
necesita. Solo basta darse una vuelta por las redes sociales para contrastarlo.
Y claro que no se conforma con ellos. Quiere más.
La
cuestión de fondo es harina de un costal más importante: necesidad de
revitalizar a fondo el municipio, consolidarlo como destino turístico
diferenciado, transmitir a la ciudadanía y a los actores sociales pruebas
claras y serias de que se pueden desbloquear algunas actuaciones, incentivar a
los diezmados sectores productivos, hacer viables proyectos e iniciativas. El
Puerto no volverá nunca a ser lo que fue pero tiene derecho a escribir un
futuro menos sombrío.
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