Colosal
desbarajuste: solíamos emplear esta expresión cuando ejercíamos
responsabilidades públicas municipales. Aquellas crisis, aquellas
trifulcas, aquella descoordinación, aquellos autoritarismos,
aquellos irrespetos a las formas democráticas y al ordenamiento
jurídico mismo… todo, lo definíamos así en el ámbito de una
esfera municipal reducida pero capaz de albergar durante unos cuantos
años insólitos episodios que se amontonaban para desprestigio
institucional y de la propia convivencia local.
Colosal
desbarajuste es también lo que se vive en el PSOE, culminado durante
el día de ayer, miércoles 28, ya en negro crítico para la
centenaria historia de la organización. Una fecha que ojalá fuera
el punto final de un período ‘horribilis’ para el socialismo
español cuya solidez se ha tambaleado por la conjunción de
factores adversos pero también por errores propios.
Se
comprende la desilusión de tantos militantes. Y el abatimiento y el
desconcierto de simpatizantes y votantes. Con el refocile de los
adversarios políticos y del derechío mediático ya se cuenta, pero
importa bastante menos que las circunstancias anteriormente
apuntadas. Porque un partido político se sostiene, entre otras
cosas, con pilares estables que son los que permiten timonear y
superar las tribulaciones y las adversidades. Los socialistas, que
podían presumir incluso de democracia interna -imperfecta, si se
quiere, pero la más avanzada entre las organizaciones políticas del
país-, ahora ni siquiera saben dirimir las interpretaciones de su
normativa estatutaria. ¡Quién iba a decir que a estas alturas
faltaría madurez para salir de las sombras que se cernían!
Lo
peor de la crisis: el vacío, los enroques, los enfrentamientos
públicos, los recelos, la ausencia de diálogo, la incomprensión,
la carencia de rumbo… Muchas vías, muchas heridas. ¿Cuándo
restañarán? No es solo cuestión de tiempo. Como si fuera fácil el
papel de ave fénix. Como si fueran a perdonar o a tener
condescendencia. El socialismo español se resquebraja, el PSOE se
fractura, está abierto en canal. Es un colosal desbarajuste, un
sindiós. Con una crisis de este calibre, poco se va a valorar una
extraordinaria aportación a la historia del país.
Ya
están tardando en la reconstrucción. Algunas personas quedarán con
la dosis de sensatez reflexiva suficiente como para dar los pasos
adecuados e iniciar una ingente obra colectiva que restituya ilusión.
Siquiera.
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