viernes, 10 de febrero de 2017

EFECTOS

Los casos de censuras en instituciones, tan abundantes en Canarias durante los últimos años, son un semillero de habladurías, conjeturas, componendas y suspicacias relacionadas con la compra de voluntades, beneficios personalistas o partidistas. Es probable que haya muchas certezas pero es difícil, por no decir imposible, probarlas. Además, no se sabe cómo se las arreglan algunos pero siempre encuentran subterfugios o recursos para salir airosos. De las investigaciones mediáticas tampoco cabe colegir muchas certidumbres pues quedan incompletas o se ven condicionadas por presiones y hasta intereses de diversa consideración. Se nota, sobre todo, en los tratamientos o líneas editoriales en el día después.

En medio del fragor, de ese vaivén de especulaciones, posibilismos y maniobras, de las negociaciones en la orientación que se quiera dar, procede preguntarse hasta dónde repercute la corrupción política -la extendida en el ambiente y la ya probada judicialmente- en la propia sociedad y en los mismos resultados electorales. No es la única causa pero el desencanto, el rechazo y la desafección de la población hacia la política tienen en la corrupción un asidero fácil. Siempre será difícil la respuesta, aunque se disponga de algunos indicadores que nos aproximen, siquiera de forma genérica. Ya se ha comprobado, por ejemplo, que al partido gubernamental no le afectan, electoralmente, la plétora de casos de corrupción. El comportamiento, por decirlo de alguna manera, es que se le tolera más. Con otros partidos, afectados por los mismos o parecidos males, en cambio, se le perdona menos, o se es más implacable a la hora de exigir... y castigar en las urnas.

La revista académica Crime, Law & Social Change ha publicado un trabajo de investigación que, en su título, interroga “¿Genera la corrupción política local efectos partidistas en las votaciones?”. Va firmado por los profesores Juan Luis Jiménez, del Departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; y Carmen García, del Instituto Universitario de Florencia (Italia). Una de las conclusiones es que las denuncias de corrupción municipal han crecido de forma exponencial en España desde 1999, pero con diferente coste en las urnas, ya que mientras el PSOE ha retrocedido un promedio del 2% en los municipios donde ha sido señalado, el PP las ha superado con un alza de parecido o igual porcentaje. Otra conclusión: la abstención en las elecciones locales ha crecido 1,8 puntos porcentuales en los municipios salpicados por investigaciones de corrupción.

Los autores del trabajo ultimaron una base de datos que incluye todos los casos de corrupción municipal investigados en España entre 1999 y 2011. Si en el mandato 1999-2003, se denunciaron siete casos, en el ciclo final investigado (2007-11), se multiplicaron por veinticinco hasta destapar ciento ochenta. Los resultados de la investigación, después de constatar que PP y PSOE acapararon en torno a un ochenta por ciento de esos casos, confirman dos hechos: uno, la abstención aumenta en aquellos municipios que registran episodios de corrupción política en 1,8 por ciento; y otro, el efecto sobre el voto al partido afectado varía dependiendo de qué formación haya sido. Los investigadores concluyen que estos resultados demuestran las diferencias ideológicas en el trato y las respuestas de la corrupción.

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