martes, 7 de febrero de 2017

TRANSPARENTE 2

¿Una exposición pictórica sobre invernaderos? ¿Plásticos que se convierten en océanos? Suena raro, verdad, de modo que es inevitable remitirse al mar de la serie televisiva como referencia. Pero nada que ver, ¡eh! Transparente 2, de Claudia Trab, (hasta el próximo 28 de febrero en La Ranilla Espacio Cultural, del Puerto de la Cruz), es una sugerente colección de cuadros confeccionados sobre técnica mixta que atrapa desde cualquier ángulo de contemplación.

El filólogo silense y profesor de la Universidad de La Laguna, Ernesto Rodríguez Abad, se adentró en la presentación con el célebre poema de Rafael Alberti, A la pintura, dedicado a Picasso. “A ti, fingida realidad del sueño./ A ti, materia plástica palpable.../, dicen los versos de “la línea impensada o concebida”, que Rodríguez Abad trazó con calor espontáneo para glosar la obra de Traub, a la que descubrió junto a los fértiles prados o la rocosa costa de su municipio.

Allí, en la franja norte insular, se inpira la autora, a saltos entre Bremen (Alemania) y San Juan de la Rambla, combinando su desempeño profesional (juez y fiscal) con el uso de lápices y pinceles, con el dibujo y la pintura. Claudia Traub, para completar Transparente 2, se propuso fantasear con las sombras de los invernaderos para entresacar el fruto de la naturaleza, visible o semioculto, tras los rotos de sus plásticos.

Entonces, trabajando sobre el monocromo como valor simbólico, alumbra paisajes pletóricos de vida que no se resigna, que quiere expandirse, que quiebra la artificialidad. Esa es la fantasía bañada por los brillos solares que hacen adivinar las visiones oníricas de las que habló Rodríguez Abad, los mares indómitos en los que navegar es posible cuando se tiene la sensibilidad de Traub cuyas líneas se despliegan hasta lograr que rectas y curvas se alternen y entrecrucen para no perder la perspectiva de realismo. Ahí se percibe la cercanía de su creación, como si se hubiera propuesto poner las transparencias al alcance del espectador y éste quedara plenamente imbuido.

La artista, en definitiva, ofrece una pintura a ratos desgarrada por cuyos pliegues se filtra la vitalidad que su presentador quiso destacar congratulándose de ver la sala llena, con gente interesándose por el arte, “en medio de un mundo con tantas controversias y tan desquiciado como es el que nos ha tocado vivir”. Los invernaderos igual tienen su espacio en el universo artístico y cobran forma de láminas que asemejan oceánicas para cautivar y hacernos comprender que dentro están el esfuerzo, la mano de obra y la producción que, a veces, también llevan un sello pictórico.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias Salvador García Llanos, tus crónicas no sólo engrandecen nuestras exposiciones, sino que contribuyes al enriquecimiento cultural e intelectual de todos aquellos que te siguen. Gracias de nuevo, esta es tu casa!