jueves, 12 de abril de 2018

Y LOS PROBLEMAS, SIN ARREGLARSE


Se nota, se siente, elecciones en el frente…
La proximidad de nuevos comicios es algo más que una explicación recurrente para justificar algunos comportamientos o algunas situaciones que transitan desde los nervios de los protagonistas a las tensiones y las fracturas que se registran en el universo político más inmediato. Solo no dejar un hueco al adversario, quebrar las formas de la cortesía elemental o, simplemente, ausentarse de una convocatoria, revelan la tirantez y las maniobras electoreras con tal de obtener supuestos réditos y/o causar perjuicios a quienes se mueven en las mismas coordenadas.
Acaba de ocurrir con los alcaldes del norte de Tenerife del Partido Popular y del PSOE que se han negado a participar en una convocatoria del Consejo Insular de Administración Territorial (CIAT), tutelado por el Cabildo Insular de Tenerife, donde, supuestamente, se iba a tratar del estado de las carreteras y de las dotaciones sanitarias en esa franja de la isla, en muchos de cuyos habitantes anida -porque algunos responsables lo han querido y no han sabido atajar- un sentimiento (que tiene algo de complejo) de victimismo o de perjuicio perpetuo por un desequilibrio inversor o por un tratamiento sociopolítico poco favorable y algo sesgado.
El clima de opinión -se nota, se siente…- empieza a ser poco propicio para la formación política que desde 1987 acapara la gobernación insular, con mayoría o con alianzas políticas a derecha e izquierda, y por eso se han desatado las prisas para invertir la tendencia, si es necesario hasta socializando las pérdidas. Debieron interpretarlo así los munícipes que dicen no querer ser copartícipes de “shows” mediáticos, según su propia definición, ni alimentar falsas expectativas. Reclaman planes, proyectos, medidas y soluciones después de tantos años de padecimiento de un problema insufrible. Pero no están o no aparecen. La situación se ha vuelto insostenible.
Pensar que el asunto de las carreteras costó, entre otros motivos e intereses, una alianza política sobre la que las mismas partes decían que era la mejor para Canarias, y comprobar que la ruptura de entonces no ha conllevado las soluciones que se demandaban, ya tiene perspectiva como para ir calibrando las dimensiones del error. Ahora se agota el tiempo, los problemas de los atascos y de las prestaciones sanitarias siguen en iguales o parecidos niveles y el descontento de la población se agrava.
Mientras tanto, las relaciones entre representantes institucionales se complican. Recelan unos de otros. Y se refleja, con declaraciones de distinto tenor, en los medios de comunicación. ¿Qué dirán los sufridores y los pacientes, en fin, los administrados en general? Ven que los problemas se alargan y las alternativas no llegan. Por las razones que sea, incluida también, dirán, las discrepancias entre los políticos que ya no dicen nada ni a los periodistas que se esfuerzan por el titular más llamativo. ¿Dónde habrá ido a parar la cooperación interadministrativa?
Se nota, se siente, elecciones en el frente… Temporada de reproches. No es que sean nuevos ni causen sorpresa. Pero tantas diatribas, con puntos de vista respetables, aumentan el desasosiego ciudadano. Malo que problemas de envergadura, infraestructurales o enquistados en el tejido de la gestión política se vean acentuados con falta de entendimiento y concordia. Ya no es la divergencia, que es legítima y hasta comprensible, sino el desencuentro, el disenso en su último extremo. 
Pero, mañana sigue la cola, ¿verdad? Y no hay camas o recursos para atender la demanda o las intervenciones continúan demorándose. Esto es lo que la ciudadanía reprueba. Al menos, teóricamente. Todo lo demás, por cansino y repetido, porque es más de lo mismo y mucho tiempo en el mismo punto, cáscaras de lapas. Aunque se nota, se siente, hay elecciones en el frente.


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