jueves, 18 de octubre de 2018

PERIODISTAS ASESINADOS

“Si se silencia a los periodistas, también queda muda la democracia. Eso no sucederá en Europa. No bajo nuestro mandato”, manifestó el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en un comunicado conjunto con las comisarias de Justicia, Vera Jouravá; y de Agenda Digital, Mariya Gabriel, dado a conocer en un reconocimiento a los profesionales de la información asesinados mientras investigaban casos de corrupción y coincidiendo con el primer aniversario de la periodista de Malta, Daphne Caruana Galizia.
El comunicado ha querido ser una expresión de apoyo a la protección de la libertad de expresión y de los medios de comunicación. “Un mensaje claro para todos los periodistas: es seguro trabajar en Europa”, dijo Timmermans quien enfatizó a la hora de expresar el respaldo de la Comisión a las personas que denuncian irregularidades pues “a menudo sirven de fuentes del periodista de investigación”. Esta reivindicación de la protección se justifica en que estas personas “confían en nosotros para su seguridad y no podemos desampararlos”.
Los asesinatos y las desapariciones de periodistas en extrañas y a menudo no esclarecidas circunstancias exigen, en efecto, una toma de conciencia por parte de la sociedad europea y de las autoridades en general. Europa debe ser sinónimo de seguridad. En Europa se tiene que hablar libremente, con respeto y con veracidad a la hora de informar y opinar. Los periodistas, en el ejercicio de su trabajo, no deben ser intimidados ni amenazados ni, por tanto, tener miedo.
Las autoridades comunitarias recalcaron que “no queremos que estos asesinatos tengan un efecto disuasorio sobre la libertad de los medios de comunicación”. En ese sentido, valoraron que “la democracia no puede sobrevivir si los periodistas ya no pueden informar libremente, si se les censura, si se les impide transmitir críticas del poder y, en especial, si son intimidados, acosados, amenazados y a veces incluso asesinados, simplemente por hacer su trabajo, un trabajo del que depende la democracia”.
Suena rotundo, sí. Y es cuestión, desde luego, de que la democracia no quede muda.

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