viernes, 25 de enero de 2019

DESCONFIANZA EN AUMENTO


En un comunicado, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) hacía un llamamiento en la festividad del patrono, San Francisco de Sales, a los propios profesionales “para que promuevan el periodismo de calidad, basado en la difusión de información veraz, verificada, contextualizada, comprobada con las fuentes y respetuosa de los códigos éticos y deontológicos, sobre todo de aquellas normas que establecen que debemos respetar los derechos de las personas a su propia intimidad e imagen, a la presunción de inocencia y al de rectificación de una información que el afectado considere inexacta y cuya divulgación puede causarle un perjuicio”.
Son indicaciones atinadas que estimulan el ejercicio de la autocrítica. Y que llegan en un momento pintiparado pues coincidiendo con el comunicado fueron dados a conocer los resultados de la investigación realizada por la consultora de comunicación Edelman, su ‘Estudio Trust Barometer’, en la que España es, junto a Rusia, el país del mundo donde la confianza en las instituciones ha disminuido en mayor medida. Edelman ha analizado veintiséis países. En una escala de 1 a 100, la confianza de los españoles alcanza los cuarenta puntos, siete menos que en el estudio anterior. España, en un solo año, ha pasado de la duodécima posición a la vigesimotercera. La media mundial de confianza está en cincuenta y dos puntos, por tanto doce más que en nuestro país.
El estudio pone de relieve que también se desploma la confianza en los medios de comunicación. La sitúa en treinta y seis puntos, ocho menos que en 2018. La media mundial alcanza los cuarenta y siete puntos. Según las conclusiones de la consultora, a escala global, los ciudadanos confían mucho más en la prensa tradicional (sesenta y cinco puntos) que en las redes sociales, donde llega a cuarenta y tres. En una zona intermedia se sitúan los denominados ‘nativos digitales’ (cincuenta y cinco puntos) y los medios propios (cuarenta y nueve). La preocupación por las noticias falsas y su utilización como arma arrojadiza alcanza entre los encuestados un 73 %, lo que nos da idea de cómo se están tomando esta cuestión los consumidores de información.
Por ello, la apelación de la FAPE es procedente. Cuando habla de información veraz y verificada, contextualizada y comprobada con las fuentes, está apuntando a la credibilidad misma como uno los fundamentos indispensables del producto informativo, sea el que sea. Todos los afanes en ganar audiencia o vender más periódicos conducen irremediablemente al amarillismo, al sensacionalismo, a la tergiversación, a la confusión y, en definitiva, a un “espectáculo de la información” que solo acarrea la pérdida de prestigio y credibilidad. La gente termina hartándose porque su desconfianza sigue en aumento. Los datos de Edelman al respecto son significativos. Hay que esmerarse entonces.

No hay comentarios: