jueves, 31 de enero de 2019

JAQUE AL PARO, PERO SIN EUFORIAS


Dos datos ensombrecen los registros positivos de la última entrega de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al último cuatrimestre de 2018: por un lado, el índice de paro juvenil, que continúa triplicando la media europea; y por otro, el número de familias con todos sus miembros en situación de desempleo, superior al millón.
Pero, esas estadísticas más recientes significan un jaque al paro. Y como siempre hemos hecho, hay que relativizar todas las estadísticas por muy favorables que sean. Ni euforia ni derrotismo. Y lo que es más: mientras haya personas en situación de desempleo, porque han perdido su trabajo o porque no lo han encontrado, hay que huir tanto de tentaciones facilonas y demagogas de sacar músculo como de críticas acerbas responsabilizando en exclusiva a los gobernantes de turno.
Es saludable, desde luego, que se siga creando empleo y que, por consiguiente, la evolución del mercado de trabajo sea buena. Ahí están las cifras: en 2018, la tasa de paro descendió hasta el 14,45 %; hubo unos cuatrocientos sesenta y dos mil parados menos y se crearon quinientos sesenta y seis mil empleos, el mejor datos desde el año 2006. Los analistas han verificado un ligero incremento en los contratos indefinidos en proporción con los temporales y un decremento en el paro de larga duración. Globalmente, podría hablarse pues de una mejora del empleo.
Pero aún se palpan las consecuencias de la crisis y las centrales sindicales se siguen acordando, no para bien, de una reforma laboral muy dañina. Y es lógico mientras se mantenga la precariedad en el empleo. Es determinante el crecimiento de la economía para generar empleo, de acuerdo; pero no es el único factor, por lo que habría que abogar por políticas estables que entrañen una mayor calidad en los puestos de trabajo. En 2018, según el informa de la EPA, ha habido una persona parada menos por cada ciento dos contratos iniciales: hay, por tanto, una volatilidad en la ocupación que es necesario reducir.
Que la actividad laboral de las mujeres siga siendo inferior a la de los hombres y que el paro de larga duración en nuestro país todavía represente un 6 % de la población activa que supera el doble de la media de la Unión Europea (UE), son hechos que obligan a medir con cautela las estadísticas favorables. Y que todavía muchas empresas de distintos sectores reemplacen contratos fijos y temporales a jornada completa por temporales a tiempo parcial, acentúan esa prudencia a la que apelábamos.
Jaque al paro, sí; pero la partida sigue y continúa siendo intrincada.


No hay comentarios: