Interesantísimo informe de la Deutsche Bank, el mayor instituto financiero alemán. Sus autores concluyen que el mundo está en el umbral de un nuevo ciclo estructural que vaticinan como “la era del desorden”, una etapa en la que “en la que presenciaremos la drástica modificación de las estructuras económicas, de los sistemas políticos y, por ende, del modo de vida de los pobladores del Planeta”.
Tal desorden ya lo estamos pulsando y contrastando. El pesimismo y el escepticismo se van apoderando de todos nosotros, a medida que las cifras de fallecimientos y contagios no paran de crecer, preocupante y trágico resumen de una crisis sanitaria que todo lo envuelve y condiciona. La “nueva normalidad” que, teóricamente, habría de seguir a la primera oleada cuya curva creíamos doblegada, no era tal. Aquellas perspectivas halagüeñas de antes del verano pronto se evaporaron, eran un espejismo. Predomina la incertidumbre, uno de los vocablos venido para quedarse sin que nadie, a la espera de las ansiadas vacunas, sea capaz de atajarla con pruebas solventes, el rayo de esperanza que no aparece.
Solo constatamos The long and winding road (El largo y tortuoso camino) que interpretaron The Beatles hace ya muchos años. La noche de viento y tormenta que la lluvia se llevó, ha dejado un charco de lágrimas… Muéstrame el camino, casi imploraban a la desesperada Lennon y McCartney en aquel poema descarnado. Ahora hay que convencerse de que nada será como antes. ¿Y lo será a partir de ahora? Es enorme la interrogante. Hace apenas unos meses, cuando aún el virus no habitaba entre nosotros, en esta humanidad que se desgarra, hablábamos de valores y hasta de discrepancias ideológicas. De la bondad y de la maldad, de la nobleza, de las malas artes y de las perversiones. Pero ahora… no sabemos si seguiremos haciéndolo o de qué otras cosas toca. ¿Habrá ideales, quedará ética, dónde habrá ido a parar el afán de superación, será factible una convivencia civilizada?
Las preguntas abruman, ciertamente. El informe de los analistas económicos de la Deutsche Bank lo pone crudo para las posible respuestas. “El espectacular deterioro de los tejidos económicos y sociales registrado en los primeros meses de la actual pandemia –señala- se irá acrecentando. Tanto los Gobiernos como las grandes empresas industriales optarán por un mayor endeudamiento. La próxima década será decisiva para la vitalidad de Europa, cada vez más aislada en un mundo «desglobalizado», cuyos principales protagonistas serán los dos gigantes de la economía: los Estados Unidos y China. Las guerras comerciales se tornarán en el común denominador de las relaciones entre Estados”.
Mucha atención porque el estudio de la corporación germana advierte que “la propia Unión Europea corre el riesgo de atomizarse. Los economistas no descartan la creación de tres o cuatro subgrupos de países, cuyos intereses no serán forzosamente convergentes. Esta división incluiría los siguientes bloques: Europa central (Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Austria), Europa oriental (los países de Europa del Este y Rusia), Europa meridional (Italia, España, Grecia, Chipre y Malta), el Reino Unido y su aliada, Norteamérica”.
Y es así como nos meteremos de lleno en “la era del desorden”, cuando, siguiendo el crudo informe que nos ocupa, asistiremos al deterioro de las relaciones entre EE. UU. y China y la reversión de la globalización y al reto para la supervivencia de Europa. Y claro, eso comporta el incremento de la deuda, un mayor «centrifugado» de capitales, la disyuntiva inflación o deflación, el incremento de las desigualdades, que podría generar reacciones violentas y cambios a nivel sociedad y hasta el el ensanchamiento de la brecha intergeneracional.
Y dos grandes incógnitas: ¿se cerrará el debate sobre el cambio climático? ¿Seguiremos asistiendo a la revolución tecnológica o al estancamiento?
La conclusión de los expertos alemanes: “No hay que extrapolar los tímidos pasos de la «nueva normalidad» con las tendencias pasadas, con la época de bonanza de las décadas de los cincuenta a los ochenta, que acabamos de dejar atrás. Sería uno de los peores errores que el «hombre nuevo» podría cometer; ya nada será como antes”.
Y con la incertidumbre nos quedamos pues escasos son los estímulos ante las perspectivas de nuestros días, la bien llamada “era del desorden”
1 comentario:
Ya lo comenté en FB hace meses, antes de la Pandemia Covid. Los cambios van a ser muy grandes. En cuanto el petróleo deje de ser imprescindible será muy fuerte, será la constatación de una incipiente revolución industrial que ya se inició desde hace un par de décadas.
Publicar un comentario