sábado, 15 de noviembre de 2025

'Bigotón' Azkargorta

 

La figura de Xabier Azkargorta Uriarte, quien fuera entrenador de la Gimnástica de Tarragona, Espanyol, Valladolid y Sevilla, además del Tenerife en las temporadas 1989-90 y 1990-91, la asociamos a aquella memorable promoción a primera división que el el club tinerfeño disputó con el Deportivo de La Coruña (0-0 en la ida y 0-1 en Riazor, gol de Eduardo Ramos).

Televisión Española en Canarias (TVEC) transmitió el encuentro. Y hasta la capital gallega nos fuimos para ejercer de comentarista, junto a José Manuel Pitti que tuvo a su cargo la narración. En la víspera, acompañado de Pepe Segura, el único político en activo que se desplazó para estar junto a los albiazules, nos alojamos en el mismo hotel. Allí conocimos a Azkargorta quien, terminada la cena, nos ofreció, sobre la marcha, una de esas charlas que los teóricos y estudiosos del fútbol improvisan e impactan por su densidad y empleo de muy diversos conceptos. Segura, sorprendentemente en silencio, aprendió aquella noche bastante más que la delantera barcelonista de su infancia memorizada, Basora-César-Kubala-Moreno y Manchón. Desde los exteriores del hotel llegaban los cánticos, los claxons y los ruidos con que los radicales del ‘Depor’ se empecinaban en amargar la noche de los tinerfeños.

“Espero que transmitáis buenas noticias a la parroquia”, dijo Azkargorta antes de retirarse, sin que se inmutara aquel poblado y singular mostacho por el que se le identificaba, ‘bigotón’. Al encuentro asistió Manuel Fraga Iribarne, entonces presidente de la Xunta de Galicia. Tuvimos algunas dificultades en la conexión en los primeros minutos. Entre Cristina Alcaine (en los estudios) y Pitti, pudimos salir airosos. En Riazor no cabía un alma y el silencio fue significativo cuando Eduardo Ramos anotó el gol que garantizaba la permanencia.

Fue un partido de nervios y de tensión acumulada. Unos cuantos tinerfeños empezaron a festejar cuando quedaban unos cinco minutos. Con el silbido final, alegría desbordada. Fraga abandonó la tribuna cariacontecido. Eduardo Ramos recibió todos los abrazos del mundo. Azkargorta se retiraba al vestuario por la línea de banquillos y desde allí se dirigió a alguien entre la multitud con un gesto eufórico. Luego, sorprendería con su temple en la comparecencia ante los medios.

Y así ‘bigotón’ solventó aquella delicada papeleta de la defensa de la categoría. Coincidimos un par de veces en la siguiente temporada, que no terminó tan bien, por cierto, pues fue destituido cuando las sombras del descenso ya se cernían. Era un hombre dialogante, sabía escuchar. Un teórico del fútbol que sabía lo que hablaba. Se convirtió en trotamundos, entrenando en Bolivía -con la que disputó el Mundial de Estados Unidos en 1994-, Chile, Japón y México. Falleció en el país andino, donde era muy apreciado. Le recordaremos.

 

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