viernes, 7 de noviembre de 2025

Clase media, hundida

 

Integración social erosionada (y eso nos afecta a todos, al menos a quienes conservamos un mínimo de sensibilidad) y exclusión severa todavía por encima de los niveles de 2007. En 2024, este tipo de exclusión se sitúa un 52 % por encima de 2007, lo que arroja un saldo de 4,3 millones de personas, de las cuales 2,5 millones son jóvenes menores de 25 años (¿Explica ello la simpatía galopante de los jóvenes de medio mundo hacia los modelos autoritarios y hacia el descontento con los sistemas democráticos?).

Lo cierto es que la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), creada por Cáritas española en 1965 con el objetivo de servir a la sociedad a través de la realización de estudios de investigación sobre la realidad social, cultural y económica de España, ha hecho público su estudio macrodiagnóstico del presente año, que concluye de una manera preocupante: nuestro país atraviesa un proceso inédito de fragmentación social, en otras palabras, la clase media se contrae desplazando a muchas familias hacia estratos inferiores. Tras dos décadas de crisis encadenadas, las fases de recuperación no han cerrado la brecha y han llevado a España a contar con una de las tasas de desigualdad más altas de Europa. Es el tercer país con mayor pobreza de la UE.

Este noveno informe FOESSA, realizado por un equipo de ciento cuarenta investigadores procedentes de cincuenta y una universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector, fue presentado días pasados por  Natalia Peiró,  secretaria general de Cáritas Española, y Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación FOESSA y coordinador del informe.

Durante su intervención, la secretaria general de Cáritas señaló que el IX Informe FOESSA “llega en un momento histórico de profunda complejidad”. En efecto, “tras décadas de transformaciones aceleradas que han reconfigurado su estructura social, económica y territorial, el país se encuentra en una encrucijada que define no solo su presente, sino el horizonte de posibilidades para las próximas décadas”, precisó Peiró.

Algunos titulares de prensa tras conocerse el informe, son tajantes: “La clase media se hunde en España”, “Existen 4,3 millones de ciudadanos en exclusión social”. La secretaria Flores, sin embargo, ofrece algunos datos menos pesimistas:  tres de cada cuatro hogares activan estrategias de inclusión, es decir, buscan empleo, se forman, activan redes y ajustan gastos, pero chocan con barreras estructurales, se topan con dispositivos fragmentados, con recursos escasos y muy poco personalizados. La activación en estos hogares pasó del 68% en 2021 al 77% en 2024. La cuestión es que el mito de la pasividad de las personas en situación de pobreza y exclusión, esa idea de que viven de prestaciones sociales sin buscar soluciones o emprender acciones para su inclusión, es falsa. “Esta realidad demuestra que no fallan las personas, falla el sistema”, aseguró Flores.

Y en la heterogeneidad de los factores que inciden en ese hecho, en la exclusión social en España, convergen la vivienda y el empleo. “La vivienda es hoy el factor que está reconfigurndo nuestra estructura social, expulsando a uno de cuatro hogares de una vida digna, y triturando el difícil equilibrio de las clases medias”, explicó la secretaria general de Cáritas. Y agregó un dato llamativo: el 45 % de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, la cifra más alta de la UE. Lo que es igual: el alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza.

Aunque el empleo mejora macroeconómicamente, ha perdido gran parte de su capacidad protectora e integradora. La precariedad laboral se ha convertido en la nueva normalidad, afectando a casi la mitad (47,5 %) de la población activa. Se trata de 11,5 millones de personas atrapadas en diversas formas de inseguridad laboral. De hecho, más de un tercio de la población excluida moderada o severa trabaja.

No hay comentarios: