La semana pasada, en el curso de la Junta General de la Asociación de Periodistas de Tenerife (APT), presentamos un breve informe sobre el desempeño, problemas y retos que tiene ante sí, a corto, medio y largo plazo, la profesión periodística. Decíamos lo siguiente:
El informe que rendimos ante la Junta General de la APT quiere ser, en buena medida, autocrítico, con algunos aspectos y con algunas respuestas que, como organización cívica y profesional, estamos ofreciendo.
Creemos que hay muchas iniciativas y estamos afrontándolas con buena voluntad y entusiasmo. Pero es insuficiente. No logramos motivar y por tanto incentivar la participación. Sí, se podrá argumentar que este es un mal genérico, que ello ocurre en la práctica totalidad si no en la mayoría de entidades que aglutinen intereses de una colectividad. Pero no debemos conformarnos: aunque muchos ya no tengamos edad y otros sigan concentrados en sus tareas ocupacionales para emprender revoluciones o, menos aún, saltos que, riesgos y arrestos, sirvan para impulsar tareas y nuevo rumbos. A pesar de esos condicionamientos, hemos de perseverar -nunca mejor empleado el verbo- para cumplir los objetivos que nos hemos propuesto y los que nos han traído hasta aquí para hacer que la profesión luzca su dignidad y pulse su mejora en todos los sentidos.
La profesión será lo que los periodistas quieren que sea. Más abierta y más cualificada, claro. Pero ello no será posible si no participan, si no se activan quienes tienen que hacerlo. Acepténlo como un reproche si quieren, pero quienes accedimos al periodismo, principalmente, desde el ángulo vocacional, hemos de ser consecuentes con lo que en algún momento de nuestras vidas -las que se forjaron en redacciones, gabinetes, ante micrófonos, cámaras y opciones de transmisión- hemos dicho querer o abrazar.
Por eso, en tono autocrítico y sin rasgarse las vestiduras, apelamos a una mayor implicación de los asociados, siquiera con la asistencia a las actividades que se programen. Estamos abiertos a las iniciativas que sean capaces de amasar y que entrañen interés. Hay que romper con esquemas conformistas y caducos, como ese de no escribir para Hoja del Lunes porque ya la gente no lee. Será verdad pero no hay que rendirse; al contrario, hay que esforzarse, insistiendo en el mensaje de que hay que leer para estar debidamente informado.
Y es que difícilmente ganaremos credibilidad si no damos ejemplo, si no contribuimos directamente a la coherencia, al cumplimiento de los cánones elementales, de las reglas que se nos exige, de los postulados del papel del periodistas.
Pero, es más, los retos que se abren ante nosotros (que no son pocos), las exigencias que nos demanda la sociedad, difícilmente serán alcanzables o factibles, si no hay estudio, debate, celo, unión y autocrítica. Me pregunto si nos sentimos capacitados para aportar una alternativa si no nos acercamos al meollo de las cuestiones, si seguimos sin distinguir entre información y opinión, si no acabamos con el intrusismo y el desvirtuamiento o la desnaturalización del papel estrictamente periodístico.
La periodista y escritora Maruja Torres confesaba hace poco que, hoy en día, la gente se fija en la mentira, no en los errores comunes. "Hemos pasado de la edad de detectar erratas a la de detectar bulos", ha declarado con ingenio la periodista, que apunta a que si uno se fija "los periódicos ya no piden perdón por nada porque necesitarían un suplemento". Unas palabras con las que la escritora apunta directamente a ciertos medios de comunicación que publican información sin contrastar y errónea. "Necesitarían incluso leer", comentó con humor Torres en esa confesión.
De modo que, a pesar de la desidia, del escaso apego al asociacionismo y del desinterés contagioso, sigamos luchando por un periodismo mejor, más comprometido y más activo, desarrollado en mejores condiciones sociales, profesionales, corporativas y laborales. Sigamos con atención, por ejemplo, lo que sucederá en Cádiz, sede de la próxima 58 Asamblea General de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que se celebrará el próximo mes en Cádiz, y donde estaremos representados con asistencia de la compañera Teresa Alfonso.
Compañeras y compañeros: seamos consecuentes, luchemos con denuedo, con espíritu cívico y democrático y con madurez profesional para superar las adversidades, las incomprensiones y los radicalismos de comportamientos inapropiados, algunos de ellos tan cercanos, y que son la antítesis del periodismo. Nuestra profesión quiere enriquecerse, tiene que hacerlo con la creatividad y el tesón de quienes la ejercen.