jueves, 23 de octubre de 2025

Desperfectos visibles que no requieren gran inversión

 

Esos hechos simples que generan una complicación… si no son  atendidos debidamente.

En los primeros días de agosto pasado, el sistema de desagües internos de la  biblioteca municipal -distinguida por cierto con un galardón- dejó de funcionar. Ayer por la mañana, cuando fuimos a utilizar sus servicios, nos encontramos con las puertas cerradas. No estaban aptos para los usuarios. Cuando preguntamos, esa fue la respuesta: no funcionan los desagües.

Desde agosto.

También en los primeros días de aquel caluroso mes, en el costado sur de la plaza del Charco, se produjeron unos desprendimientos en una de las columnas situadas en el límite del paseo peatonal que enlaza las calles Blanco y Nieves Ravelo. Fue un domingo al mediodía, casualmente estábamos cerca. Alguien llamó a la policía local, dos de cuyos efectivos llegaron a los pocos  minutos y colocaron, a modo de protección o primera medida de seguridad, unas vallas. Hoy en día siguen ahí.

(Curiosamente, preguntamos hace un par de semanas a un contratista experto en obras menores el costo de la reparación:

-Dos hombres, una escalera, material de pegamento apropiado, apenas hora y media de trabajo.

Bueno, pues ahí lo tienen.

Mientras tanto, la geografía local del Puerto de la Cruz sigue acumulando desidia y desinterés. Lo peor es que, como en los casos relatados, siguen viendo pasar el tiempo.

Un servicio público, una biblioteca cerrada; y un paseo de la plaza más céntrica, con vallas de tránsito acumuladas advirtiendo de peligro, esperando alguna iniciativa, alguna mano amiga, de un concejal, de un técnico, de un funcionario que se compadezca y diga:

-Vamos a solucionar esto.

Tampoco hay que hacer una gran inversión. Ya saben. 



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