miércoles, 17 de septiembre de 2008

EL MERCADO, CULPABLE

Lunes negro. Era un título fácil después de la quiebra de entidades financieras norteamericanas. Y operadores turísticos británicos desmoronándose mientras miles de clientes eran pillados en plenos aeropuertos, a la entrada o la salida. Y las bolsas de la Humanidad saltando hechas añicos, no importara la diferencia horaria. Menos mal que los italianos encontraron una fórmula en el último instante para salvar la aerolínea de bandera que se había quedado sin fondos para ¡pagar el keroseno! Y menos mal que, por estos lares, el imperio Kiessling tuvo arrestos para inaugurar su nueva obra temática en el sur de Tenerife: Siam Park.
Las páginas de los periódicos de ayer eran un canto fúnebre. Los informativos radiofónicos no daban abasto para sistematizar noticias del mismo perfil sin que paracieran iguales y los datos en caída libre no desembocaran en un crack. Las imágenes de patios bursátiles con corredores y jugadores en incesantes gestos de desespero o de rascacielos con letreros gigantescos resignados ya a un declive ¿definitivo? Como si todavía no se tocara fondo en ese frenazo a la actividad económica, las impresiones no podían ser peores.
Han salido en auxilio los bancos centrales. A inyectar dinero. ¡Qué expresión! No es que suene mal, suena tan... tan paradójica. Porque contradicción es que sesudos analistas y aquellos que negaban por activa y por pasiva -y en Canarias hay unos cuantos empresarios de ese tenor- la intervención del Estado no encuentren otra salida que la fácil de echar las culpas al Gobierno y la contradictoria de que se materialice cuando antes esa intervención. Vivir para ver. Hasta hace poco decían (sic) que el mercado se encarga de arreglarlo, de poner las cosas en su sitio. Ahora apremian una inyección para evitar el último descalabro, para que no haya más lunes negros o para que el resto de la semana sea de colores o tonos más claros.
Pues para que se enteren: es el mercado el causante de todo, con sus oscilaciones, con sus especulaciones, con sus feroces y ambiciosos movimientos y sus criaturas artificiales. Quienes negaron la teoría de los ciclos ya deben estar corrigiendo. Y reconociendo su fracaso: bueno, el del capitalismo. O el del neoliberalismo.

1 comentario:

Carmen Coello dijo...

¿Cómo es posible que un amigo bloquero lo descubra hoy?; bueno éso tiene remedio.
Saludos
P.D. Te voy a utilizar entre mis favoritos, así que ya estás en la blogosfera nacional, con tu permiso
http://carmencoello.blogspot.com/