viernes, 12 de septiembre de 2008

PERIODISMO DE AHORA MISMO

Ayer tarde, después de una conversación relativa a los preparativos del que habrá de celebrarse en Las Palmas de Gran Canaria y cuando el funeral de Madrid devolvía las crudas y trágicas consecuencias del accidente aéreo de Barajas, reflexionábamos nuevamente sobre el papel de los medios de comunicacíón en las horas y fechas posteriores al siniestro.


Ya deben saber que la Federación de las Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), apremiada por los familiares de las víctimas que pidieron respeto y menos espectáculo, va a convocar un debate que ojalá sea fructífero y provechoso para esclarecer ese papel, dimensionarlo y actuar consecuentemente en el futuro, no sólo en catástrofes, por cierto.


Puede que haya dudas sobre el ejercicio de la autocrítica en el periodismo de nuestros días pero, al menos, quedan pruebas y testimonios de profesionales que han expresado su discrepancia con los tratamientos mediáticos circenses, crueles y faranduleros.


Uno de ellos es que el que podrán leer a continuación. Se trata de la columna firmada por Alfonso González Jerez días pasados en "Diario de Avisos", con el título 'Regreso'. El autor aprovecha, además, para repasar el estado de los medios canarios y algunas de sus manifestaciones más singulares. El texto es ilustrativo de lo que pasa a nuestro alrededor, de lo que leemos, escuchamos o vemos. Dice:




El regreso posveraniego sirve para comprobar que todo va peor de lo previsto. No extraña que para los depresivos el otoño y sus galas melancólicas sea un momento de esplendor. La realidad parece darles la razón con una sonrisa de hastío. Quizás para limitar el escepticismo (o para culminarlo) últimamente me detengo particularmente en la reflexión sobre los medios de comunicación canarios. El panorama es deprimente e incluye el probable cierre de un periódico y docenas de periodistas aullando famélicamente a la luz de la luna antes de fin de año. Alrededor del accidente en el aeropuerto de Barajas hemos exhibido nuestras llagas más purulentas. Mientras las televisiones vomitaban morbosamente una información alpargatera nuestras redacciones bullían de actividad y ofrecían lo siguiente: los periódicos grancanarios mostraban fotos de los muertos sonrientes a cuatro columnas, cuando aún los achicharrados cadáveres no habían sido identificados, y un periódico tinerfeño, sí, ese mismo, publicaba un editorial en la que se insinuaba que los canariones, con tal de conseguir notoriedad, eran capaces de inmolarse en un avión en horas de máxima audiencia. Es difícil decidir sobre qué estrategia informativa es más repugnante, aunque servidor se inclina por echar el buche sobre las miserables ignominias del cafre desorejado al que los poderes políticos y empresariales tinerfeños siguen tratando con un temor reverencial, cobarde y envilecedor. "Nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico", le respondía a un estudiante el periodista Ryszard Kapuscinski. "Una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes... Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista. El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automáticamente de nuestro oficio". Kapuscinski se detuvo un momento y añadió: "Naturalmente, aquí estamos hablando sólo del gran periodismo, que es el único del que vale la pena ocuparse". No niego que el maestro polaco tuviera razón, incluso toda la razón, pero si uno siguiera fielmente su dictado, nadie podría apenas hablar y ocuparse del periodismo canario actual, incluso excluyendo una radio con la creatividad hibernada y unas televisiones locales cuya profesionalidad se mueve entre el retrete y el frenopático.




Sin desperdicio. ¿A qué sí?

3 comentarios:

Enrique Fárez dijo...

Efectivamente, Salvador. Esta profesión ha decidido -como toda la sociedad- cauterizarse frente al dolor para no sentirlo. Las empresas periodisticas sacan a la calle a gente muy joven y las azuzan para que tomen imágenes o testimonios, no importa cuan truqulentos. En Madrid la cosa fue tremenda: los redactores con más experiencia y que debieran tener más tacto y prudencia eran los primeros en propiciar la carnaza.

Ante el dolor, lo único humano es el dolor y el silencio respetuoso. Justo lo contrario a llenar horas de programación con las escaboras imágenes cien veces repetidas.

cuentos y noticias dijo...

Hacía tiempo que no me adentraba en la red de la manera habitual por circunstancias personales, y al hacerlo, me alegro de entrar en tu blog y comprobar que te lo has tomado con ganas y buenos artículos.

Un saludo
Jesús

Enrique Fárez dijo...

Fe de error: ...quise decir "truculentos" y "Ante el dolor, lo único humano es el acompañamiento y el silencio respetuosos". Regla básica antes de publicar: revisar los textos. Ay!, señor