Hay unas cualidades indiscutibles en Juan José Hernández Palmero,
a quien la Asociación de la Prensa Deportiva de Tenerife (APDT) acaba de
distinguir con la Insignia de Oro de la entidad: su modestia, su prudencia, su
discreción. Hay que exaltarlas, porque de ellas hizo un ejercicio permanente y
porque han sido el sustrato de varias décadas de responsabilidad informativa en
distintos medios de prensa y radio.
Vemos a Juanjo guardando la fila para entrar a clase en el
antiguo Instituto Laboral, después de Formación Profesional. Y haciendo
educación física, con equipaje elemental. Casi siempre, en tránsito -incluso
peatonal- entre el Puerto de la Cruz y Los Realejos. Y hasta conduciendo el
taxi de su padre. Siempre disponible, apto para un favor, como aquella noche en
que hubo que entrevistar a Rubén Cano en los estudios de Radio Popular de
Tenerife en La Laguna: ahí estaba él para trasladarnos.
Porque Hernández Palmero terminó siendo no solo un fiel
colaborador y corresponsal de la emisora en Los Realejos sino uno de los
editores de la programación deportiva. Se ganó un espacio en el ámbito de la
comunicación deportiva en la isla, pasando de los localismos a cometidos de mayor
fuste, principalmente las transmisiones en las que terminó especializándose. Lo
mejor de su narración era la serena pasión que implementaba, muy en consonancia
con su personalidad.
Vemos a Juanjo con los compañeros de la Asociación admirando
de cerca, en vivo y en directo, a personalidades de la talla de Matías Prats
padre, Alfredo DiStéfano o Luis Suárez
quien le confesaría que en la isla le habían hecho la mejor entrevista de su
vida. Y jugando en aquel memorable campeonato de fútbol-sala reservado a equipos
de medios insulares. Transmitiendo desde el campo ‘Los Príncipes’ el célebre
primer ascenso de Realejos frente al Marino. Y ocupando un sitio en recintos
deportivos, bien pertrechado técnológicamente, atentamente predispuesto para
una transmisión o para la conexión de entrada en programas en cadena.
Incursionó también en la prensa para fortalecer un vínculo
que sería definitivo pese a no tener unas raíces muy vocacionales que digamos.
Su firma aparece en Diario de Avisos, primero;
y luego en El Día y Jornada, donde
asentaría su trayectoria profesional, iniciada precisamente en un año olímpico,
1992. En sus páginas ha contado destacadas citas deportivas y publicado
reportajes de seguimiento de los clubes insulares.
Vemos a Juanjo directamente involucrado en la génesis de la
Unión de Periodistas Deportivos, antesala de la Asociación de la que ha sido
dirigente. Le evocamos en 2004 recibiendo el premio ‘Acacio Labrador’ de la
APDT que reconocía la mejor tarea en prensa. Y le atendemos opinando desapasionadamente,
con rigor y conocimiento de causa, de cuestiones que interesan a la población
deportiva.
Más de cuarenta años dedicados a la información
especializada. No es exageración decir que Juan José Hernández Palmero es el
prototipo del periodista deportivo, del profesional hecho a sí mismo, curtido
en numerosos acontecimientos. Próximo a su jubilación, esta distinción de la
APDT, está insignia dorada, viene a
reconocer su compromiso profesional y sus afanes de cumplir con solvencia la
búsqueda de noticias y la cobertura de acontecimientos deportivos.
Nos alegramos. Sobre todo porque durante todo ese tiempo ha
conservado las cualidades de las que hablamos al principio.
1 comentario:
Encantadora forma de glosar la personalidad de Juanjo. Y estoy totalmente de acuerdo. No encuentro mejores palabras que las tuya para definirlo. Y, por supuesto, mi enhorabuena al amigo y al que, muchos desconocen, fue el primer vicepresidente de la Asociación de la Prensa Deportiva en Tenerife, teniendo a Juan Sánchez Henríquez como presidente.
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